Código Bravo: qué es y cómo actuar

Código Bravo: qué es y cómo actuar
5 comentarios

Si pasas por un aeropuerto en Estados Unidos puedes encontrarte con la situación siguiente: estás en la fila de control de seguridad y se escucha un grito, después algunos más, la gente se inquieta, los oficiales uniformados hablan por los handieswalkie-talkie, algunos corren sin saber bien hacia dónde… ¿Qué ocurre?

En los últimos años estas situaciones se han incrementado debido al celo puesto en los procedimientos de seguridad, la implementación de controles estrictos y las posibiliades ciertas de encontrarnos con algún incidente.

La situación descrita al inicio es un Código Bravo (BC). ¿De qué se trata? ¿Cómo actuar? ¿Qué NO se debe hacer?

Todos los que hemos viajado antes y después del 11S sabemos que las condiciones han cambiado notablemente. En el ámbito de la seguridad, los controles, requisitos y procedimientos, sobre todo dentro de los Estados Unidos, se han hecho más estrictos, burocráticos y lentos.

Tenemos una larga lista de recomendaciones a la hora de pasar por los controles de seguridad, listas de artículos que sí podemos llevar y otra más larga aún de cosas que no podemos cargar con nosotros, condiciones para el equipaje de mano, para despachar nuestro portátil, para pasar los arcos de seguridad, etc.

Antes de salir de viaje debemos pensar hasta en qué ropa nos pondremos para evitar que los cinturones, las tachas metálicas o los tacones nos demoren en la fila con el consiguiente odio de los que vienen detrás. (¿ qué hago con los piercings ?)

Las autoridades de control de aeropuertos de Estados Unidos (la TSA), dentro de los interminables protocolos que deben conocer y hacer cumplir, han diseñado un operativo para los casos en que se detecte un fallo de seguridad (”security breach“ oirás repetir a los empleados).

Este fallo puede ser desde un inocente alicate para las uñas del bebé en el bolsillo de la mochila de una madre viajera hasta una granada sin espoleta.

Security line

Durante un Código Bravo todo se paraliza. Los trámites se suspenden, los procesos en marcha se congelan y …. las filas se detienen. Consejo número uno: paciencia.

Mientras se sucede la confusión, los gritos y el paso apresurado de oficiales y empleados, quédate donde estás. No hay forma de agilizar el tema, de que te dejen pasar, de hacer una excepción aunque tu niño necesite un baño desesperadamente o tu vuelo salga en 4 minutos y medio.

Cualquier intento por salirte de la fila, por pasar por delante de los demás o colocar o sacer tu equipaje de mano de la cinta, será considerado “sospechoso”. No te lo recomiendo. Los oficiales de seguridad del aeropuerto estarán muy sensibles y rápidos para llevarte a una sala para llenarte a preguntas. Evítate el mal trago.

Hasta que el security breach sea “neutralizado” (como dicen en la pelis), nada volverá a la normalidad. Sólo te queda esperar en el mismo lugar donde te pilló el “incidente”.

No interfieras o trates de mediar o ayudar en la acción de los agentes de la TSA. No entenderán tu buena intención de traducirle al pasajero que el oficial le pide que abra su bolso. Entre “ayudar” y “ser cómplice” hay una delgada línea que sólo la TSA sabe describir.

Obedece las órdenes del personal de la TSA. Si eres el pasajero anterior, y no comprendes lo que te dicen, pide un traductor. Pero el lenguaje internacional de las señas es suficiente para entender cuando te dicen: “muévase”, “deténgase allí mismo” o “¡ espere, hombre !”.

Un Código Bravo puede durar unos pocos minutos (hasta descubrir el alicate en el fondo de la mochila de la madre viajera) o más tiempo dependiendo de la naturaleza del “fallo de seguridad”. Pero generalmente, el 90% de los casos se solucionan en un término de 20 minutos.

En un abrir y cerrar de ojos, todo volverá a la normalidad, las cintas comenzarán a rodar, las filas avanzarán poco a poco y llegarás a embarcar en tu vuelo… con un sabor extraño en la boca. ¿Habrá sido sólo un alicate?

Fotos | TSA y María Victoria Rodríguez
Diario del Viajero | Seguridad

Temas
Comentarios cerrados
Inicio