Escapando de Santiago al valle de Colchagua (y II). Visita a Santa Cruz y Pichilemu
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Escapando de Santiago al valle de Colchagua (y II). Visita a Santa Cruz y Pichilemu

Tras recorrer bodegas e imaginarnos cómo sería cuando el tren del vino recorría el valle, vamos a cambiar radicalmente de paisaje para visitar dos lugares muy diferentes, cada uno en un extremo del valle.

Pegando a la costa, el Pacífico baña una de las playas favoritas de los chilenos. Pichilemu es un destino veraniego por excelencia y una opción para acompañar una escapada por el valle de Colchagua. Santa Cruz, por su parte, es una de las principales poblaciones del valle, que sin tener un gran atractivo como ciudad ofrece uno de los museos más completos de todo Chile y, por si te quedaste con más ganas de vino, tampoco faltan las bodegas.

Santa Cruz

Santa Cruz está a unos 200 kilómetros de Santiago. Su historia está fuertemente vinculada a la del valle de Colchagua. Sus fértiles tierras son bañadas por el Tinguiririca, río que más adelante desemboca en el lago Rapel cuyas aguas desembocan en el inmenso lago Rapel. Y como no podía ser de otra forma en todo el valle, el vino es el protagonista.

Si estás en el valle de Colchagua, tan solo el Museo de Colchagua es motivo suficiente para visitar Santa Cruz. Incluso hay quien lo califica como el mejor museo privado de toda Sudamérica. Aquí se explica prácticamente todo lo relacionado con el valle y con todo el país en un recorrido que fácilmente puede tomar tres o cuatro horas. Me resultó muy educativo el repaso histórico y por los pueblos que habitaban en este lado de los Andes antes del período colonial.

El caserón en el que está emplazado el museo sorprende, pues su interior es muy amplio y dividido en salas según la temática. La entrada para adultos cuesta 7000 pesos chilenos.

Para profundizar en la cultura de los mapuche, en Santa Cruz también está el Museo Mapuche Ruka Mani. 4000 pesos chilenos vale la entrada.

Teleférico de Viña Santa Cruz

Sta Cruz

Desviándonos un poco de Santa Cruz, junto a Lolol está una de la bodegas que merece la pena visitar del valle de Colchagua. No es la típica bodega, porque aquí se puede ver el proceso productivo y lo más mejor y más recomendable: subir al teleférico con vistas a sus viñedos y todo el valle al fondo.

Hacienda San Joseph de Colchagua

Marchihue

En la ruta entre Santa Cruz y Pichilemu resulta interesante desviarnos unos siete kilómetros al llegar a Marchigüe. Las primeras viñas de secano de la región empezaron a explotarse en el siglo XVII en la Hacienda San Joseph de Colchagua. Del siglo siguiente, data su enorme caserón colonial que fue regentado por los jesuítas. Cambió de dueños en repetidas ocasiones y en la actualidad funciona como el hotel Residencia Histórica de Marchihue. Sin necesidad de estar alojados en él, es una oportunidad perfecta para observar una construcción del siglo XVIII, integrada en bellos jardines y un pequeño bosque de eucaliptos.

Pichilemu

La ciudad turística de Pichilemu vive como pocas otras en Chile la diferencia entre temporada alta y baja. Mientras que con el buen tiempo y las vacaciones chilenas es un hervidero de turistas, en invierno su aspecto cambia, con muchos negocios cerrados y calles poco concurridas.

La playa principal, por delante de Pichilemu es una extensa playa de arena grisácea que en verano está hasta arriba de bañistas. Si subimos al Parque Ross, además de resguardarnos un poco del sol, tendremos vistas sobre la playa de Pichilemu y la ciudad.

Pero lo que hace que Pichilemu sea tan conocida por surfistas de todo el mundo es Punta Lobos. Se trata de una amplia playa con un acantilado rocoso de cincuenta metros de altura donde los visitantes se sientan a ver el bonito paisaje o a observar a los surfistas agarrar olas. Más que lobos marinos, en las rocas se ven surfistas que bajan (no sé por dónde) para tomar las olas antes de que rompan al acercarse a la orilla.

Y un poco más al sur, por la misma carretera de la costa llegamos a Cáhuill, en la desembocadura del estero Nilahué. Junto a la laguna de Cáhuill, que se inunda con agua salada hay un agradable paseo donde divisar aves y las famosas salinas. Desde Pichilemu hay taxis (colectivos) hasta Cáhuill.

Pichilemu está a 210 kilómetros de Santiago.

Transporte en el valle de Colchagua

Si no dispones de mucho tiempo, puedes destinar a Santa Cruz medio día y a Pichilemu un día entero, suficiente para ver las playas, punta de Lobos y caminar por Cáhuil.

Entre Santa Cruz y Pichilemu hay 90 kilómetros por la ruta 90. Los buses van parando durante este recorrido, así que es fácil ir hacia un sentido u otro.

En vehículo propio es sencillo recorrer todo el valle, y también es posible y muy recomendable hacerlo en bicicleta, sin ser necesario estar en forma pues no hay gran desnivel. Además, las poblaciones del valle de Colchagua están bien conectadas por bus, con bastante frecuencia y precios asequibles.

En Diario del Viajero | Escapando de Santiago al valle de Colchagua (I). La ruta del vino y el desaparecido tren del vino
Fotos | Elemaki y SERNATUR

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