Hipnótico TimeLapse de 150.000 fotografías de corales exóticos que podemos encontrar en Queensland

Hipnótico TimeLapse de 150.000 fotografías de corales exóticos que podemos encontrar en Queensland
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Queensland, Australia, es un buen lugar para vivir. Sol, playas, surf… Sin embargo, bajo el océano podemos encontrar las criaturas submarinas más extrañas y bellas. Sabedor de ello, un estudiante de doctorado de la Universidad de Queensland, Daniel Stoupin, ha realizado con 150.000 fotografías este hipónico TimeLapse de algunas de ellas, concretamente los corales. Las imágenes son tan espectaculares que parece que estemos contemplando vida extraterrestre en una película de ciencia ficción.

Su video "Slow Life" combina las fotografías en primer plano de hermosos corales para ilustrar sus movimientos cotidianos, y a una velocidad que nos permite apreciar detalles que pasarían desapercibidos al ojo desnudo: los corales se mueven con demasiada lentitud para que podamos advertir lo que hacen realmente. Y, sin duda, invita al turista de Australia a no limitarse a recorrer la supierficie del país, sino a enfundarse un traje de buzo y recorrer las inmensas profundidades del océano.

De hecho, los movimientos de los corales son tan lentos debido a una ralentización del metabolismo debido a la temperatura gélida del océano, lo que permite que su existencia sea ciertamente longeva: algunos son capaces de vivir más de 4.000 años. En realidad, semejante longevidad refleja la edad de la colonia en su conjunto, y no la de un individuo.

Con todo, si pretendéis meteros en el agua de Queensland vale la pena que tengáis en cuenta de que existen algunas amenazas como la medusa cofre: cuando se acercan a la costa a criar, de octubre a mayo, nadie se mete en el agua de la playa porque su picadura es mortal o, en su defecto, terriblemente dolorosa, tal y como describe el divertido autor de libros de viajes Bill Bryson en su libro sobre Australia En las antípodas:

En 1992, un joven de Cairns, ignorando todas las advertencias, se fue a nadar en aguas del Pacífico a un lugar llamado Holloway Beach. Se bañó y zambulló, riéndose de sus amigos de la playa por su prudente cobardía, y de repente se puso a gritar con un sonido inhumano. Dicen que no hay dolor comparable. El joven se arrastró fuera del agua, cubierto de rayas como latigazos donde los tentátuclos de la medusa lo habían rozado, y sufrió un ataque de temblores. Poco después llegó la ambulancia, lo llenaron de morfina y se lo llevaron para atenderlo. Y esto es lo peor: incluso inconsciente y sedado no paraba de gritar.

Vía | Daniel Stoupin En Diario del viajero | El mejor trabajo del mundo en una isla australiana En Diario del viajero | Cuatro islas con forma de corazón

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