Ruta del Modernismo en Barcelona: Casa Milà o La Pedrera (y algunos secretos que no conocías)
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Ruta del Modernismo en Barcelona: Casa Milà o La Pedrera (y algunos secretos que no conocías)

A muchos nos encanta perdernos en la ciudad. Somos urbanitas aunque disfrutemos de entornos naturales, y descubrimos formas, colores, texturas y diálogos en los perfiles de los edificios que vamos descubriendo.

Barcelona es un paraíso para los que gustamos de la arquitectura y el diseño, de ir mirando hacia arriba para maravillarnos con la imaginación y las soluciones prácticas de artistas, arquitectos y diseñadores. Hoy haremos otra escala en la Ruta del Modernismo en Barcelona en la Casa Milà también conocida como "La Pedrera".

Patrimonio de la Humanidad desde 1984, se encuentra a tan solo 10 minutos de caminata desde la neurálgica Plaza Cataluña, por el Paseo de Gracia entre magníficos edificios y algunas de las tiendas más exclusivas de Barcelona. Vamos pues hasta el cruce con la calle o carrer de Provença pero mucho antes de llegar ya identificamos su fachada monumental y diferente.

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Totalmente restaurada en el 2014, la superficie de piedra que da lugar a su nombre popular, es una obra maestra del Modernismo en el manejo de sus volúmenes y trabajo de balcones, que parecen ondular por el viento.

Hasta 1897 esta zona de la ciudad formaba parte de una "villa" separada (la villa de Gracia) nacida a la vera del antiguo camino romano más adelante conocido como "Camino de Jesús" y que luego se transformó en el hoy fantástico Paseo de Gracia.

La Pedrera estuvo a punto de ver demolidos su acceso y su terraza en 1909 por no tener los permisos correspondientes. Los Milà compraron el solar de un antiguo chalet y jardín en 1905, y al año siguiente encomiendan a Gaudí el diseño y construcción de su casa ejemplar y así se hizo... pero saltándose algunas reglamentaciones urbanísticas. Un pilar y todo lo construido sobre él se adentraba en la acera y era ilegal. La demolición no se llevó a cabo porque la ciudad entendió el carácter de monumento e ícono de La Pedrera para Barcelona.

Desde su nacimiento La Pedrera fue objeto de alabanzas, de críticas y de rumores. Los humoristas del momento se cebaron con ella, tan distinta a la estética de principios de siglo XX. La gente se inventó lujos que no existían (como ascensores para que los coches llegaran hasta los pisos superiores). Los arquitectos más tradicionales la consideraban una blasfemia al buen gusto.

El enorme edificio modernista, en el que parece que no haya ni una sola línea recta, está formado por dos bloques independientes de seis plantas de altura, más un sótano, un desván y la azotea, unidos solo por su parte inferior y articulados alrededor de dos patios interiores, uno circular y uno oval.

La famosa fachada de La Pedrera es la que da unidad a los dos bloques y una de las obras mas reconocidas de Gaudí. En realidad son tres fachadas: la de la calle de Provença, la del chaflán y la del paseo de Gràcia. No busques puertas por el paseo (la principal arteria), porque no la hay: otra insubordinación al orden tradicional, la entrada está sobre la calle lateral.

Las fachadas están construidas en piedra calcárea y son solo un revestimiento que no soporta ningún tipo de carga. De ahí que Gaudí la dotara de tantas ventanas (son 150) para dar una gran luminosidad a las viviendas.

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El diseño solicitado a Gaudí por los Millà estaba pensado como un edificio de viviendas: para los propios Milà, que se reservaron el piso noble, de 1.323 metros cuadrados, y para 15 inquilinos más. A los vecinos no les gustó mucho la idea y hubo protestas y quejas oficiales al ayuntamiento. Nada, la obra siguió igual.

En la actualidad siguen viviendo algunos vecinos en el edificio, además de los espacios que gestiona la Fundación de la Caixa, propietaria del inmueble.

Durante sus mas de 100 años de vida La Pedrera albergó desde una fonda hasta un bingo. Durante la Guerra Civil fue ocupado por el [PSUC](Durante la Guerra Civil fue ocupado por el PSUC, y su secretario general se instaló cómodamente en el piso de la familia Milà. En 1946, la viuda de Milà vendió el edificio a CIPSA, que construyó 13 apartamentos en el desván. En 1966 el piso noble se transformó en oficinas. En 1986 Caixa de Catalunya compra el edificio. Hoy es un centro cultural con amplia agenda de actividades, visitas y formación.

Fotos | María Victoria Rodríguez, evanchu, Michela Simoncini
Info | La Pedrera
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