Los puentes de Dublín

Los puentes de Dublín
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Dublín es una ciudad dividida por el río Liffey, y cada parte tiene su peculiar fisionomía debido a las distintas etapas y maneras en que fueron ocupadas y urbanizadas. Llama la atención esa arteria que corre y sobre la que podemos pasar gracias a los distintos puentes de Dublín, que también forman parte de las estampas más conocidas de la ciudad.

El Liffey (en galés: An Life) atraviesa Dublín, de oeste a este y tras 125 kilómetros de recorrido desemboca ceca, en la bahía de Dublín, en el Mar de Irlanda. Desde tiempos antiguos se conoce el establecimiento de puentes diversos para acceder a ambos lados del río, aunque también existían transbordadores que trasladaban, previo pago, a la gente a la otra orilla.

En las guías no se le presta demasiada importancia a estos elementos arquitectónicos, pero enseguida en la ciudad te das cuenta de su imponente presencia e importancia. Veamos algunos de los puentes más interesantes que en la actualidad podemos ver en Dublín, uno de los atractivos gratis en la capital irlandesa.

Si hay un puente que casi me conozco al dedillo, con su placa en el suelo dedicada al Ulises de Joyce y (aunque se aleje de una estampa idílica) algún indigente acurrucado en él, ese es el O'Conell Bridge, que une una de las avenidas principales del norte de la ciudad, O'Conell Street, con la parte sur de la misma.

El puente original que estaba en el mismo lugar se llama Carlisle Bridge, construido a fines del siglo XVIII, estrecho, simétrico, con tres arcos de granito. Hacia 1879 y con la idea de mejorar la vista y aliviar la congestión de transito sobre el puente se decidió hacerlo mas ancho.

OConell Bridge

El nuevo puente abrió en 1882 rebautizándose con el nombre de Puente Daniel O’Connell, que está "presente" en una escultura junto al puente, en la calle O'Connell. Fue un abogado irlandés partidario del autogobierno. Junto al puente O'Connell hay unas pasarelas peatonales para dar un agradable paseo junto al río.

Otro puente interesante que da un toque vanguardista a la ciudad, especialmente con la iluminación nocturna, es el puente de Calatrava que nos recuerda a un arpa, símbolo nacional de Irlanda: el puente 'Samuel Beckett', que se inauguró en 2009 con el propósito de reducir el tráfico rodado en el centro de la ciudad. Está dedicado al autor irlandés Beckett, uno de mis dramaturgos favoritos.

Me hubiera gustado verlo más de cerca, aunque gracias a sus 124 metros de altura es visible desde buena parte de la ciudad. El puente puede abrirse hasta un ángulo de 90 grados para permitir que pasen las embarcaciones gracias a un mecanismo de rotación situado en la base de la torre.

Pero no es el único puente con nombre de escritor ni diseñado por Calatrava en Dublín: el puente James Joyce, que une los muelles del sur de la ciudad con Blackhall Place en el norte es uno de los puentes menos conocidos y visitados por los turistas por su lejanía del centro. Se caracteriza por dos arcos laterales, blancos siguiendo el estilo del arquitecto.

Puente Samuel Beckett Dublin

También destaca por su diseño oro puente en Dublín, el Sean O'Casey Bridge, uno de los más interesantes por su forma (similar a una especie de saltamontes) y por su situación: en plenos Docklands de Dublín, uniendo los muelles norte y sur y rejuveneciendo la zona junto a estos. Es un puente peatonal que lleva ese nombre como homenaje al autor nacionalista irlandés.

El Ha'penny Bridge (el Puente del Medio Penique), cuyo nombre oficial es Liffey Bridge, tiene una historia curiosa, y se trata de uno de los puentes peatonales más transitados y emblemáticos de la ciudad (más de 20.000 personas lo atraviesan cada día).

El nombre le viene porque su forma es similar al canto de una moneda de medio penique; y esa cantidad era el peaje que había que pagar por cruzarlo desde que se construyó en 1816 hasta más de un siglo después, 1919. Este bonito puente conecta una de las entradas de Temple Bar con Lower Liffey Street.

Existen otros muchos puentes en Dublín, cada uno con su encanto y su historia particular, tal vez alguno más funcional y menos llamativo. Desde un paseo en autobús pude ver la mayoría de las afueras hacia el oeste de la ciudad, pero como os he comentado se me quedó la espinita clavada de haberme acercado más al puente Samuel Beckett.

Volveremos pronto sobre esta ciudad maravillosa, que esconde tantos otros atractivos que casi acabo de regresar y ya estoy deseando volver...

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