Nadie duda que la atracción principal de Bergen sea el barrio de Bryggen, cuyas coloridas casas decoran postales e imanes por igual, pero dos lugares que tampoco podemos perdernos a nuestro paso por la "puerta de entrada a los Fiordos" son también los Museos Hanseático y Schøtstuene, dos visitas imprescindibles para conocer mejor la historia de esta ciudad.
Ambos edificios nos hablan de lo mismo: la Liga Hanseática, aquella asociación de comerciantes alemanes que entre los siglos XIII y XVII llegaron a controlar el comercio marítimo del norte de Europa. La Liga Hanseática tuvo en Bergen una de sus más importantes oficinas, y su presencia en la ciudad fue decisoria para impulsar su desarrollo. Por eso, no es de extrañar que su historia despierte la curiosidad de todos aquellos que viajan hasta allí.
El lugar de reunión de los hanseáticos en Bergen es hoy el Museo Schøtstuene: un gran edificio, perfectamente conservado, donde podemos recorrer los antiguos salones de reunión de este grupo de hombres que, a pesar de vivir en la ciudad durante años, sólo se comunicaban entre ellos en alemán y frisio y tenían terminantemente prohibido relacionarse con mujeres. Allí mismo se realizaban las ceremonias de iniciación de los niños que, desde los 14 años, llegaban a Bergen para convertirse en comerciantes.
No muy lejos, atravesando el popular Barrio de Bryggen, encontramos el Museo Hanseático. Se trata del edificio más antiguo de todos los que miran a los muelles, una gran casona que tras ser arrasada por incendios y reconstruida en numerosas ocasiones, finalmente ha sido convertida en museo donde se recrea con todo lujo de detalles la vida de los hanseáticos de la época.
El almacén para guardar el bacalao seco, la oficina del capataz, los armarios donde, encerrados de dos en dos, dormían los mozos... no hay lugar para la imaginación en el Museo Hanseático. Un lugar que, junto al Museo Schøtstuene, no os podéis perder cuando viajéis a Bergen.
Foto | Carmen En Diario del Viajero | Patrimonio Mundial de Noruega, El mejor destino del mundo: los Fiordos Noruegos