El Castillo de los Obispos de Sigüenza y el fantasma de Doña Blanca
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El Castillo de los Obispos de Sigüenza y el fantasma de Doña Blanca

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En el municipio de Sigüenza podemos visitar un magnífico edificio, el Castillo de los Obispos de Sigüenza, que hoy forma parte de la Red de Paradores Nacionales, por lo que además de visitarlo, podemos si queremos alojarnos en su interior. Además, como muchos otros castillos, este Palacio de los Obispos cuenta con su propia leyenda, la del fantasma de Doña Blanca de Borbón.

Un poco de historia...

Se trata de una construcción muy antigua, ya que está construido sobre una antigua alcazaba o palacio-fortaleza de la época musulmana. El edificio actual, totalmente reconstruido respetando básicamente su construcción original, fue erigido en el siglo XII habiendo sido reformado en los siglos XIV, XV, XVI y XVIII.

Después sufrió grandes desperfectos en las guerras carlistas de 1811 y prácticamente quedó derruido como consecuencia de los bombardeos que sufrió durante la Guerra Civil española, siendo restaurado siguiendo los planos antiguos hasta su distribución actual.

Reconstruccion Castillo

Sobre estas líneas podéis ver cómo estaba el castillo antes de acometer la restauración y cómo quedó tras la misma, realizada por Paradores y culminada en 1976. En la reforma, se eliminaron unos tejadillos que se habían construido en el siglo XVIII y se recuperaron las almenas originales y algunas torres que habían desaparecido. También se modificaron las torres gemelas de la fachada, hasta quedar como están en la actualidad.

El Castillo Palacio de los Obispos de Sigüenza se llama así porque fue la residencia oficial de los Obispos hasta mediados del siglo XIX. El origen de que fuera la residencia del obispado viene de antaño, de una ciudad celtíbera llamada Segontia, que estuvo situada junto al río Henares en época de los romanos. Probablemente sus habitantes edificaron en el monte donde está el castillo un torreón de vigilancia, que después sirvió de base al castillo construido por los árabes.

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La reconquista de Sigüenza se realizó por su primer obispo, Don Bernardo de Agen, quien al mando de un ejército conquistó la ciudad a los árabes lo que originó que el rey Alfonso VII concediera a los obispos el señorío sobre la ciudad, que se conocía como la ciudad de los cien obispos de armas tomar. Fueron después los obispos los que levantaron el castillo en su versión actual y fueron ampliando su planta, hasta convertirlo en el gran castillo que es hoy en día.

El Castillo Palacio de los Obispos de Sigüenza

Está construido en un alto, como toda fortificación defensiva. Así servía para poder ser mejor protegido y para divisar cualquier ataque que viniera desde la meseta. Esta fortaleza está enclavada en un montículo, en el entorno del Parque Natural del Río Dulce y las Hoces del Río Salado. La construcción está rodeada por una antemuralla que da acceso a la puerta principal, -original del siglo XIV-, flanqueada por dos cubos con sus matacanes con almenas en la parte superior. Está construido en piedra de las canteras de la zona.

En su origen, se encontraba rodeado de una muralla con puente levadizo, siendo lo más característico y distintivo de este castillo frente a otras construcciones de su época que estaba destinado a ser residencia de las autoridades eclesiásticas, siendo uno de los pocos casos de fortificaciones residenciales religiosas existentes.

Dentro tiene un gran patio interior, a semejanza de las tradicionales alcalabas árabes, que servía para proteger a la población de Sigüenza en caso de ataque. En el centro del patio, aún sigue estando el pozo que abastecía de agua a la fortaleza. Hay una leyenda que dice que este pozo comunicaba a través de un pasadizo secreto el Castillo con la Iglesia Catedral de Sigüenza pero todas las investigaciones sobre este supuesto pasadizo desmienten la leyenda.

Castillo Obispos Interior

En el interior del Castillo, las salas y comedores actuales del Parador recrean las que hubo en su época y la reforma realizada se ha hecho sobre todo en lo que fuera zona de caballerizas, almacenes y alojamientos de los obispos y su corte, que se han convertido en las habitaciones del Parador Nacional.

En los salones, hay todo tipo de enseres y mobiliario de época, obra pictórica, muebles, baúles y otros objetos que hacen muy apetecible la visita al Castillo de Sigüenza, tanto si es para alojarse en sus habitaciones como para disfrutar de su gastronomía o de una visita a sus instalaciones.

Además, tiene una habitación en una de las torres, que da acceso a una espectacular terraza desde la que se pueden divisar las mejores vistas de la ciudad de Sigüenza, como podéis ver en la foto siguiente en la que se divisa la Catedral y el resto del municipio.

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La leyenda del fantasma de Doña Blanca de Borbón

En el año 1355, se alojó en este Castillo Palacio de los Obispos de Siguenza una noble prisionera, doña Blanca de Borbón, tras haber sido rechazada por su marido, Pedro I de Castilla, a la edad de 16 años ya que el rey tenía amoríos con María de Padilla.

Tras encerrarla en el Castillo, donde permaneció más de un año, la joven fue trasladada a Medina Sidonia, donde después murió a la edad de 22 años. Pero según la leyenda, el tiempo que pasó encerrada hizo que su alma volviera al Castillo de Sigüenza donde estuvo tanto tiempo confinada. Así se dice desde entonces, que en una de las torres vaga el fantasma de la joven Doña Blanca.

La capilla del siglo XIII

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Uno de los tesoros que alberga este Castillo de los Obispos es una capilla del siglo XIII totalmente reconstruida con elementos de la época, a la que se accede por una estrecha entrada situada en uno de los pasillos de la zona de habitaciones.

Por esa entrada que en tiempos era una ventana, tronera o agujero defensivo, se accede a una pequeña estancia que permite ver la capilla tras una reja y percibir la luz natural que entra por otra tronera con un mosaico. Abajo, un altar y unos reclinatorios completan la decoración.

Todos estos atractivos, además de su excelente estado y situación hacen más que recomendable una visita al Castillo Palacio de los Obispos de Sigüenza, donde quizás podamos corroborar la leyenda del fantasma de Doña Blanca. Yo reconozco que cuando estuve, estaba tan cansado tras visitar la exposición Atempora en la Catedral que caí profundamente dormido y no oí ni vi rastros de tan noble dama.

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