Los 10 viajeros a los que me gustaría parecerme cuando sea mayor (I)

Los 10 viajeros a los que me gustaría parecerme cuando sea mayor (I)
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Hay viajeros que nos inspiran, no solo a viajar, sino también adoptar determinada filosofía de vida. Son referentes mentales en todos nuestros viajes. A veces nos preguntamos ¿qué haría él en esta situación? Otras veces sencillamente tratamos de repetir sus gestas con más o menos fortuna. Yo, naturalmente, tengo mi propia lista grabada a fuego

Primero, no obstante, algunas advertencias. Advierto que en la lista que viene he mezclado arbitrariamente viajeros reales con viajero de ficción. Advierto que hay tanto hombres como mujeres. Advierto que todos ellos tienen un común una serie de rasgos: audacia, valentía, ganas de vivir, originalidad, cierta erudición (además de viajar hay que leer), y la necesidad de escapar bien lejos para volver siempre al punto de retorno; la necesidad de cambiarlo todo para que nada cambie. Nada más. Aquí vienen mis 10 viajeros a los que me gustaría parecerme de mayor (advertencia final: según mi biología y las vueltas que he dado el Sol quizá ya soy mayor, pero soy un poco peterpanesco y nunca he tenido la sensación (aún) de haber entrado en el colectivo de gente adulta).

1. Bill Bryson

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Bill Bryson no sólo es mi escritor de viajes favorito, porque sabe mezclar como nadie erudición y sentido del humor, sazonado con un toque infantil para hacer el ganso (y para meter la pata continuamente). Bryson también me gusta porque tiene curiosidad por todo, y sabe transmitir su curiosidad para que el lector también la tenga. Gracias a él, de hecho, me decidí a escribir libros de viaje como Ciclistas de sofá y 300 lugares de verdad que parecen de mentira.

Sin duda, su libro más divertido es Historias de un gram país (tuve que parar para llorar de la risa), pero el más completo, el libro de viajes por antonomasia, es una gran aventura por Australia: En las antípodas. Bryson, además, escribe sobre toda clase de cosas: ciencia, literatura, lengua, historia, etc. De mayor quiero ser como él.

2. Michael Palin

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Michael Palin es cómico, pertenece a los Monty Python. Con ese punto de partida, todo lo que haga me parecerá interesante (como el resto de integrantes del grupo). Pero es que Palin, además, es un magnífico viajero que explica como nadie todo lo que se encuentra en el camino. Además, sin perder ni un ápice de su sentido del humor (era el tartamudo de la película Un pez llamado Wanda, ¿os acordáis?).

Y es que Palin no es sólo un cómico. Como el resto de integrantes de Monty Python es un intelectual interesado en la cultura: no en vano, cursó estudios de Historia en la Universidad de Oxford. Sobre todo nos muestra sus grandes viajes a través de programas de televisión o documentales. Estos primeros documentales fueron por Inglaterra y sus pequeños pueblos, campiñas y la cultura tradicional. Debido a su éxito, repitió con Irlanda. Tamaña acogida propició que la BBC le ofreciera dar la vuelta al mundo en 80 días con todos los gastos pagados (¡el sueño de todo viajero!). Ahora Palin ha recorrido medio mundo mezclando humor, cultura y viajes. De mayor quiero ser como él.

3. Walter Mitty

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¿Aburrido de tu grisácea existencia? ¿Harto de fantasear con una vida mejor? ¿Temeroso de que cualquier imprevisto te hiera o te haga daño? Déjalo todo y ponte a correr aventuras por todo el globo, dejando atrás los miedos y los rutinarios rituales cotidianos. Ésa es la premisa de Walter Mitty, un tipo de que trabaja para la revista Life y decide vivir sobre todo lo que publica. En realidad es un personaje de ficción: la película, La vida secreta de Walter Mitty, fue dirigida por Ben Stiller hace poco. De mayor quiero ser como él.

4. Martha Gellhorn

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Reportera pionera en muchos aspectos, Gellhorn vivió una vida tan agitada por todo el planeta que podría dar no para una película, sino para una serie. Todo resulta tan extraordinario que parece de ficción, pero es completamente real. Por ello, y también a causa de su mente revolucionaria y heterodoxa, fue la primera mujer de la sociedad londinense que exhibió un traje negro con la espalda descubierta.

Uno de sus lemas era: “ir a otro país, otro cielo, otro idioma, otro escenario“. Podéis leer su historia aquí. Y de mayor también me gustaría parecerme a ella.

En la próxima entrega de este artículo, os cuento los otros seis viajeros que me quedan.

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