Los noodles instantáneos: el comodín alimenticio del viajero low cost

Los noodles instantáneos: el comodín alimenticio del viajero low cost
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Aquel que haya viajado durante algunas semanas por Rusia, Mongolia o China, recordará con cariño (o todo lo contrario) los noodles instantáneos: esa alternativa rápida y barata cuando no se dispone de tiempo o dinero para una comida mejor.

Personalmente, llevo tantos meses alimentándome con noodles instantáneos que he sentido la necesidad rendirles un pequeño homenaje en forma de artículo. Y es que desde que comencé mi viaje transmongoliano, los noodles me han perseguido a todas partes.

En Rusia, un país cuyos restaurantes escapan ligeramente del presupuesto “mochilero”, los noodles se convirtieron (nunca mejor dicho) en mi pan de cada día. A partir de 9 rublos (20 centimos de euro) es posible adquirir un paquetito de este pseudoalimento; y por sólo 5 rublos más tenemos la opción del envase con caja, para hacerlos ahí mismo y con tenedor incluido.

Esta segunda opción es particularmente útil en los viajes en tren, durante los cuales los noodles se convierten en el alimento base de todos los pasajeros, por su sencillo “modo de empleo”. Tan sólo es necesario verter el contenido de las bolsitas interiores (normalmente carne y verduras deshidratadas y alguna salsa) sobre los fideos, y sobre todo ello echar un poco de agua hirviendo que se dispensa gratuitamente en una máquina del mismo vagón.

Noodles (II)

A pesar de no ser un país caro, la cocina de Mongolia no brilla en el panorama gastronómico mundial. Por eso, y aunque los restaurantes populares están al alcance de cualquier bolsillo, los noodles vuelven a posicionarse como la mejor alternativa para escapar de la grasienta carne de cabra que los mongoles comen para afrontar las bajas temperaturas. Un paquete de noodles en Mongolia ronda los 25 céntimos de euro. Y recordad: las mejores marcas son siempre coreanas.

La oferta gastronómica de China es amplia y económica, y sin embargo, los noodles están presentes en cualquier comercio por tan sólo 4 o 5 yuanes (50 céntimos de euro). Las variedades son casi infinitas, y a los chinos les encanta comerlos acompañados de una especie de salchichas de carne procesada que por 1 o 2 yuanes encontramos en sus sabores “pollo”, “maíz” (con granos de maíz incluidos) y, atentos a esto,... ¡sabor “noodles”!

Si bien es durante el transmongoliano cuando una persona más puede verse obligada a sobrevivir a base de noodles instantáneos, si viajáis a países como Inglaterra, Japón, Nueva Zelanda o Estados Unidos posiblemente daréis con sus brillantes envases en más de una ocasión. Y es que, aunque estén calificados como “comida basura” por su alto nivel en carbohidratos, sodio y grasas, estos fideos siguen siendo unas opciones más cómodas y baratas para los estudiantes y solteros sin demasiadas ganas de cocinar. Y para los viajeros de bajo presupuesto, claro.

Curiosamente, en España no son demasiado populares. Yo sólo recuerdo haberlos visto en los comercios chinos y, sinceramente, nunca me he sentido tentada a probarlos. Claro que, con una tapita de jamón o pulpo a la gallega delante, ¿quién tiene ganas de hincarle el diente a los fideos deshidratados?

Fotos | Carmen
En Diario del Viajero | Comer en Rusia por poco dinero: los Pirozhki
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