Ésta es la primera ciudad fundada por The Walt Disney Company
Cajón de sastre

Ésta es la primera ciudad fundada por The Walt Disney Company

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A diferencia de los parques temáticos abiertos por The Walt Disney Company, esta ciudad no es un lugar para llevar a los niños o para echar la tarde, sino que es una ciudad de verdad. Una ciudad para vivir donde, curiosamente, no hay casi ninguna alusión a Disney.

Una ciudad patrocinada, para gente de moral intachable. Su nombre es Celebration.

Celebration

Celebration Florida Disney Town

Celebration está situada en Florida, en el condado de Osceola, bastante cerca del parque temático Walt Disney World, aunque nada tiene que ver con él. Celebration es una ciudad para vivir, no para divertirse o para pasar unas vacaciones. Incluso sus habitantes solicitaron en 2007 que la comunidad se incorpore al condado de Osceola y deje de pertenecer a las instalaciones Disney. Y es que Celebration hasta tiene su propio periódico, el Celebration Independent.

La ciudad empezó a diseñarse en 1990 en un terreno de 20 kilómetros cuadrados con un presupuesto de 2 500 millones de dólares. La primera fase de construcción de viviendas e instalaciones se realizó en 1996, siguiendo todas ellas un estilo arquitectónico de principios del siglo XX.

Fueron bautizadas con nombres tan zen como Celebration Village, West Village, North Village, Aquila Reserve o Artisan Park. En poco tiempo, la ciudad ya contaba con su propio departamento de bomberos, correos, escuelas, campo de fútbol y hospital. Incluso hay edificios de oficinas, como el 200, el 210 y el 220, en los que trabajan ejecutivos y oficinistas de diversas áreas. Por supuesto, Celebration no se olvida de la religión de sus ciudadanos: en ella se levantaron siete iglesias cristianas y una congregación de judíos. La calle principal de la ciudad es la avenida Celebration, que atraviesa tiendas y escuelas, y continúa por el interior del Artisan Park.

Celebfl

Celebration también es un ejemplo de ciudad sostenible. Sus habitantes se desplazan en bicicleta o en coches eléctricos. Sin embargo, eso es solo lo que dice la publicidad: si se consulta la Agencia Estadounidense del Censo, descubriremos que el 91 por ciento de los habitantes de Celebration van al trabajo en coche. Además, el 70 por ciento de las viviendas de Celebration son unifamiliares, y solo el 17 por ciento son pisos: las casas consumen mucha más energía que los pisos, sobre todo para calentarse o enfriarse.

Sea como fuere, vivir en Celebration no es tan fácil como vivir en cualquier otra ciudad. La asociación de propietarios está meticulosamente seleccionada por Disney. Adquirir una vivienda supone pasar por una serie de tests y exámenes que deberán evaluar tu aptitud como ciudadano disney. Como quien opta a formar parte de un club privado.

Lo irónico de esta ciudad de marca es que las marcas no son invasivas. No hay grandes almacenes Walmart. No hay anuncios multicolores y brillantes como en Times Square. No hay pancartas. De hecho, ni siquiera es fácil adquirir un muñeco de Mickey Mouse. Una ciudad extraña que ha quedado excluida del mundo consumista, aunque ha sido levantada por una de las marcas que más consumismo ha originado en el mundo. Como una comunidad amish fundada por una empresa de electrónica. Una trampa tan sutil que da miedo. Un lugar configurado para que sus habitantes cojan cariño a la primera marca que no exhorta a nadie con los consabidos: «¡Compre ahora!», «¡Última oportunidad!». La vuelta de tuerca del marketing del futuro. Marketing que no parece marketing. Una trampa que recuerda al caballo de Troya.

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Dieter Hassenpflug lo ha definido así en el libro No Logo, de Naomi Klein: «Incluso las calles están controladas por Disney; son espacios privados que fingen ser públicos». Sobre esta ciudad nacida exclusivamente del poder pecuniario de una marca comercial se han escrito varios libros, como Celebration, U.S.A.: Living in Disney's Brave New Town y The Celebration Chronicles: Life, Liberty, and the Pursuit of Property Value in Disney's New Town. Y estoy convencido de que, poco a poco, se escribirán más sobre esta y otras ciudades de insectos que, de repente, han encontrado confortable la mortífera tela de la araña.

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