New Poundbury, probablemente el pueblo más raro de Inglaterra
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New Poundbury, probablemente el pueblo más raro de Inglaterra

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En cierto momento de finales del siglo XX, el príncipe Carlos estaba tan desilusionado con la expansión urbana experimentada en el Reino Unido en la década de 1980, que decidió fundar una ciudad como él creía que debía ser una ciudad, llena de las cosas que le gustaban.

Fue así como nacería New Poundbury, probablemente el pueblo más raro de toda Inglaterra.

Poundbury

Dorset Cereals Factory Poundbury Geograph Org Uk 1715303

Tras escoger una parcela de tierra de su propiedad, situada a las afueras de Dorchester, en el condado de Dorset, el príncipe Carlos empezó a crear una ciudad como si fuera una maqueta. La parcera forma parte del ducado de Cornualles, un cojunto de tierras de más de 500 kilómetros cuadrados que se extienden en 23 condados distintos.

Pero ¿qué tiene de especial esta ciudad? Esta comunidad, que tiene 1,6 kilómetros cuadrados y acoge a 5.000 personas, parece detenida en el tiempo, un tiempo pretérito, bucólico y bienintencionado.

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Aquí no hay antenas de televisión porque afean el paisaje, como tampoco hay jardines ni aparcamientos frente a las casas para evitar dividir a los vecinos o entorpecer el paso. Todo lo que sea incómodo o fuera de su sitio, se retira de Poundbury.

Toda esta utopía, pues, se mantiene gracias a un complejo y detallado conjunto de reglas y normativas. Todo intenta ser tan bonito y ordenado que a veces se producen, con todo, algunas ironías: por ejemplo, se intentó crear planes que hicieran que los vecinos dependieran menos de los coches para desplazarse, pero al final resulta que aquí hay más coches por vivienda que en cualquier otra población vecina.

Las calles, además, suelen estar bastante vacías, porque la gente suele estar en sus casas o, si salen, lo hacen en coche.

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Los planos urbanísticos fueron encargados a Léon Krier, conocedor de los diseños y principios urbanísticos de Albert Speer, arquitecto jefe de los nazis. Hay, con todo, muchos edificios bonitos, aunque sin estética definida: todo va del neogeorgiano hasta la típica mansión victoriana, pasando por el granero reconvertido.

Abunda en lo que podemos encontrar en las calles de esta singular población británica Simon Gardfield en su libro Cronometrados:

En cada esquina hay una asesoría financiera o una clínica privada (salud holística, paliativa, meditativa). Hay un pub, The Poet Laureate, y muchos comercios especializados: estores, bicicletas, novias. La industria mayor del pueblo es la fábrica de muesli Dorset Cereals, situada en la esquina noroeste del pueblo.

El pueblo, sin embargo, todavía está en obras. Poundbury debería estar terminado en 2025, momento en el cual alojará a las 5.000 personas (actualmente, solo aloja a unas 1.500). Veremos entonces hasta qué punto este pueblo un tanto utópico (o distópico) merece la pena y debemos poner pies en polvorosa.

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