Khiva, el corazón de la Ruta de la Seda en Uzbequistán

La Ruta de la Seda fue escenario de grandes aventuras, viajes y experiencias a lo largo de los siglos. Afortunadamente, hoy en día recorrer sus caminos sigue siendo sinónimo de aventuras y grandísimas experiencias.

Uzbequistán es probablemente uno de los países que mejor resume la esencia de la Ruta de la Seda, o almenos es por el que más monumental ha sido su paso: grandes ciudades se construyeron en medio del desierto para servir de parada y fonda de las largas caravanas de camino a Europa o Asia. Todas excepcionalmente bellas y singulares.

Khiva no es de bien seguro una de las más espectaculares de estas ciudades (Bukhara y Samarcanda se llevan la palma) pero particularmente, me parece la más bonita de todas. Quizás sea por su tamaño reducido, por encontrarse en pleno desierto o por la tranquilidad que en ella se respira... Pero sea como sea, no hay ninguna duda de que es una auténtica joya, un diamante en bruto que tenemos que explorar.

Llegar a Khiva es fácil aunque nada cómodo. Se encuentra a más de 1.000 kilómetros de la capital, Tashkent y la mejor opción es tomar el tren que une la capital con Urgench. El trayecto es de unas 19 horas y se recorren prácticamente todas por el medio del desierto, lo que asegura un viaje asfixiante en verano o gélido en invierno. Las demoras son habituales y la paciencia necesaria para afrontar el viaje. Desde Urgench hay taxis colectivos hasta Khiva, a tan solo 30 minutos. El avión es una alternativa cómoda pero cara y sobre todo, mucho menos auténtica.

Con todo, vale la pena el esfuerzo para llegar hasta una de las ciudades más bonitas de la Ruta de la Seda.


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