Este pueblo blanco de Málaga es ideal para escapar del frío y desconectar

Es uno de los destinos más visitados en verano, pero también uno de los más tranquilos en invierno. En este bonito rincón de la Costa del Sol, el tiempo parece detenerse y todo va más despacio. Hasta el clima tiene otro ritmo y se mantiene amable el año entero, con sus más de 300 días de sol y una temperatura media de 19 ºC.

En la ladera de la sierra de Mijas, se encuentra este núcleo urbano que pertenece al municipio del mismo nombre. Un centro histórico de casas blancas, macetas azules, claveles, terrazas soleadas, burros, y tiendas con mucho encanto.

Todo invita a dejarse llevar por la belleza del entorno y relajarse. Si buscas darte un respiro, has llegado al lugar perfecto.

Un pueblo blanco que enamora

Puede parecer una exageración, pero no lo es, en Mijas pueblo todo es bonito. Hasta el más pequeño detalle se cuida para no romper esa armonía que se forma entre las paredes encaladas y los rótulos de hierro forjado en negro, que lucen todas las tiendas, incluidos los supermercados, y hasta los cajeros.

Michael Gaylard - Flickr

Las notas de color las dan los souvenirs, las plantas, las cartas de los bares de tapas, las mesas de los restaurantes, con sus manteles de cuadros, y por supuesto la gente, una curiosa mezcla de turistas y residentes, en la que se juntan las boinas y las gayatas, con las cámaras digitales más impresionantes.

Aunque en esta época los visitantes se reducen bastante, y se pueden recorrer con calma todas sus calles y plazas. Además, en el paseo de la Muralla, una fortaleza árabe que rodea el pueblo, y termina en un pequeño parque botánico con varios miradores, nos esperan algunas de las vistas más espectaculares del mediterráneo.

Arte, tiendas, tapas y gatos

Ken Yamaguchi - Flickr

En Mijas Pueblo podemos entregarnos al ocio más puro, de tapeo, cañas, charlas interminables y tardes de tiendas de artesanía. Pero también hay un espacio para la cultura. Solo tenemos que acercarnos al Centro de Arte Contemporáneo donde exponen artistas internacionales, junto con algunas obras de Dalí y Picasso que se encuentran de forma permanente.

En el Museo Histórico – Etnológico se muestra cómo era Mijas en el pasado, con curiosidades como las herramientas con las que los mijeños trabajaban en el campo, o los muebles y utensilios que tenían en las casas.

Algo que también llama la atención son los gatos, que aparecen por todo el pueblo, y no se cortan en pedirte que compartas con ellos el desayuno o en dormir a pierna suelta en la puerta de algún comercio, obligando a todo el mundo a utilizar otra entrada para no perturbar su sueño. Se les ve cuidados, libres y felices, algo en lo que seguro contribuyen las asociaciones de protección animal de la zona.

Michael Gaylard - Flickr

Cerca de todo y a la vez tan lejos

Mijas pueblo se encuentra a solo media hora en coche desde Málaga, aunque también podemos acercarnos en los autobuses que salen de las estaciones de Torremolinos, Benalmádena o Fuengirola, tres puntos clave de la Costa del Sol a los que se accede con el tren de cercanías.

La playa más próxima está a 10 minutos en coche y unos 20 en autobús. Aunque desde las alturas casi siempre vamos a estar viendo el mar. Una ubicación privilegiada en la que todo nos pilla a mano, pero al mismo tiempo da la sensación de estar muy lejos del resto del mundo.

El refugio soñado para escapar unos días y casi casi tocar el cielo.

Portada | Michael Gaylard - Flickr

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