Visita a un refugio antiaéreo de la Guerra Civil, en Cullera

La plaza del Mercado de Cullera tiene un encanto especial. En realidad se llama Plaza de la Virgen, y allí se encuentran cuatro pabellones en los que se ubican el mercado propiamente dicho y el moderno Auditorio de la ciudad. La vida fluye plácida entre los jardines que unen los edificios, entre los puestos de frutas, pescados y especias. Mientras tanto bajo sus pies, debajo del mercado, se encuentra un trozo de historia que vale la pena recordar.

Si visitas Cullera, acércate a verlo: dos galerías de un refugio construidas durante la Guerra Civil han sido restauradas y abiertas al público. Debes bajas una angostas escaleras que ya te predisponen a vivir una historia agobiante, pero de necesaria memoria.

Se trata de uno de los cuatro refugios antiaéreos construidos debido a la amenaza de los abundantes bombardeos de los que sufrieron las poblaciones vecinas. 1936 iniciaba un camino a fuerza de bombas y destrucción y Cullera se preparaba. Afortunadamente no fue necesario utilizar los refugios pero resulta conmovedor ver lo pequeño del espacio zigzagueante en las entrañas de la ciudad, los mínimos espacios reservados para sentarse, para almacenar algunos alimentos.

El recorrido está muy logrado, con información que sitúa al visitante en la época, los movimientos de tropas, batallas y la forma en que se desarrollaba la vida de las gentes bajo semejantes condiciones. Podemos casi oír el sonido de los Savoia-Marchetti o los Junkers acercándose a la costa y descargando bombas en poblaciones vecinas.

Para mas realismo, antes de salir, el visitante es sorprendido por una sirena, las luces fallan. El nudo en el estómago es real, a pesar de saber que todo es una mentira... pero que logra su cometido.

Foto | María Victoria Rodríguez

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