Cracovia enamora

Cracovia enamora. Incluso los nazis tenían previsto utilizar la ciudad para instalar a sus gentes una vez terminada la segunda guerra mundial. A su hermana Varsovia, la destruyeron sin piedad.

Cracovia es el lugar turístico de Polonia por excelencia y donde la cultura hostelera se encuentra más arraigada dentro de su población y en sus establecimientos. Adaptados a clientela extranjera, tanto de alto nivel con hoteles de categoría como jóvenes y turistas de nivel económico medio y bajo con multitud de hostales por el casco antiguo.

Aquí uno puede hacer lo que le apetezca. Se puede pasar uno tres días y pasear tranquilamente por sus calles y descansar. Y por otro lado, si se desea, uno se puede pasar tres noches locas saliendo de bares y clubs hasta bien entrada la madrugada. En Cracovia se puede escoger y hay lugar para todo y para todos.

Dar vueltas por Rynek Glowny, la plaza del mercado, esa enorme plaza que ha sido considerada la mejor del mundo según algunos, admirando las casas, la iglesia de Santa María, la torre del Ayuntamiento no cansa a nadie. Al dar vueltas no paras de repetirte a ti mismo "esta plaza es enorme" mientras vas dando vueltas a la inmensa catedral que se halla en medio de la misma plaza. El interior de la iglesia de Santa María es una extraordinaria belleza digna de la elevada fe católica de los polacos con sus rosetas de perfecto acabado y su inusual y colorido interior.

El castillo Wawel se halla a escasos minutos del centro y supone una placentera visita de medio día. El castillo se encuentra colgado a 50 metros sobre una colina y ofrece vistas fenomenales a la ciudad. Especialmente si subís a la torre de la iglesia donde os aguarda una gran campana. Los billetes de entrada van por separado dependiendo del sitio que queráis visitar. Habitaciones, palacio, torre; vosotros mismos.

En el mismo castillo se amontona una gran calidad artística que mezcla estilos medievales, romanescos, renacentistas y barrocos a razón de los 500 años que ha servido de trono a la realeza del país.

El barrio judío, muy cerquita del centro, ofrece agradables paseos y tiene unos buenos bares, extraordinarias tiendas de repostería y bonitas calles donde tomar café o descansar las piernas.

A nivel gastronómico Cracovia podría mejorar en algunos sentidos. A nivel de alta calidad tiene una gran oferta pero a nivel medio poca originalidad se le ve. Abundan las cadenas de restaurantes que ofrecen los típicos pirogis y salchichas. Parecen sitios auténticos al llegar por primera vez, pero al pasar unos días en la ciudad uno acaba cansándose un poco de ver la misma réplica (decorado, camita con mesa, los ajitos y cebollitas colgados, etc.) en cada esquina.

Un hostal recomendable es el Tutti Frutti. Nuevo y con gente a la que le gusta su trabajo y se nota. Pastelitos, frutas, pelis con palomitas y otras sorpresas diarias que amenizan la estancia al viajero. Intentad por eso, evitar el dormitorio que da a la calle porque no vais a dormir ni a la de tres.

Más información | Cracovia Turismo

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