Bienvenidos al primer restaurante de comida impresa en 3D

El primer restaurante de comida impresa en 3D ya ha abierto sus puertas en Londres, pero, al ser un restaurante pop-up (temporal e itinerante), pasará en los próximos meses por las principales ciudades del mundo, como Berlín, Roma, Barcelona, Nueva York o París, entre otras.

Su nombre es Food Ink, y todo lo que podremos comer aquí serán exquisiteces confeccionadas por impresoras 3D, si bien todos los platos tendrán una estética tecnológica para estar en sintonía con el aire futurista de la comida. Incluso todos los muebles y cubiertos del restaurante están impresos en 3D.

Por ejemplo, entre otros platos, encontramos una tortita crujiente de algas adornada con un motivo de mayonesa que imita las formas entrecruzdas de un circuito impreso.

Toda la comida se imprime capa por capa y se combina con otros alimentos para formar el menú, gracias a una impresora 3D llamada Focus construida por la empresa holandesa Byflow. Cualquier alimento que pueda convertirse en una pasta imprimible sirve, como hummus, carne, queso de cabra, masa de pizza y chocolate.

Los vegetarianos están de enhorabuena, porque en entre los alimentos no habrá carne. No por capricho del chef, sino por las limitaciones técnicas. La carne es difícil de imprimir debido a los problemas sanitarios que supone, y todavía es cara y no se logra generar una textura genuina.

Entre sus colaboradores se encuentra Samba 3D, 3DChef, 3DFP Ventures y el chef con estrella Michelin, Mateo Blanch. Y los creadores aseguran que la precisión de la impresora supera a la precisión de una mano humana, lo cual facilita construir platos mucho más espectaculares a nivel estético (aunque dudo que sean mejores, de momento, a nivel gastronómico).

La experiencia gastronómica y futurista, un menú de nueve platos producido en tiempo real, cuesta unos 300 euros. Los detalles del menú, eso sí, son un secreto. Para añadir más detalles a la experiencia culinaria futurista, los huéspedes también podrán utilizar los auriculares de realidad virtual, y escuchar música compuesta por un equipo de inteligencia artificial.

Pero esto es solo el principio. Dentro de poco tiempo, posiblemente dipondremos de nuestras propias impresoras en casa para imprimir alimentos cada vez más complejos, empezando con bollos de chocolate hasta llegar a pizzas que contengan los ingredientes y las calorías que les asignemos.

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