Esta es la isla más pequeña del mundo y el 95% está edificado (y está en Gran Bretaña)

Algunas playas costeras están tan edificadas que ya ni siquiera parecen playas, sino parquetes temáticos de cristal y cemento. Algunas islas que antaño eran paradisíacas, hogaño constituyen epicentros del hormigón y el jolgorio en forma de discotecas. Sin embargo, la siguiente isla, a pesar de tener el 95% de su terreno edificado, os parecerá un remanso de paz, el lugar ideal para pasar una noche de terror.

Y es que en esta isla, que casi es una simple roca, se construyó un faro cuya base ocupa prácticamente toda la superficie: el faro de Bishop. Y precisamente gracias a esa construcción cambió su estatus de roca al de isla: Bishop Rock es un pequeño peñasco en el extremo occidental de las islas Sorlingas.

En esta roca-isla situada al sureste de Gran Bretaña se levantó en 1858 un faro de 45 metros de altura. Como no hay superficie por la que caminar y la isla está continuamente azotada por las olas, la única forma de llegar hasta allí es por el aire: a través de un helicóptero que pueda aterrizar justo en el helipuerto que se construyó en la terraza del faro. Sin embargo, no hay muchas oportunidades de ir hasta allí, sobre todo porque el faro está deshabitado y se controla remotamente (aunque hasta 1992 sí que estaba habitado: ¿os imagináis trabajar allí?).

Actualmente, el haz luminoso del faro alcanza más de 24 millas náuticas (44 kilómetros), así que podéis avirozarlo sin estáis viajando en barco sin que sea estrictamente necesario que os acerquéis a su traicionera costa. Como si fuera una baliza fantasmal. Aunque también es cierto que hay valientes que nadan hasta allí.

El faro es un importante punto de referencia y recalada para las rutas transatlánticas, ya que es considerado como el punto oriental que une la costa oriental de América del norte y el Mar Caribe con el Canal de la Mancha.

Otras islas testimoniales

La isla está considerada como la más pequeña del mundo (con una construcción) en el libro Guinness de los récords, aunque algunas personas consideran que la más pequeña es Rockall. Otro lugar que funcionó como guía y símbolo para viajeros, una roca que se encuentra a unos 425 kilómetros al noroeste de Irlanda del Norte, mide unos 25 metros de alto y como única población cuenta con un puñado de gaviotas.

Otros lugares diminutos se han usado, más que como lugares, como símbolos o guías para viajeros. Por ejemplo, el símbolo del fin del mundo en Chile es el faro más austral (desde 1991) del planeta, situado en el cabo de Hornos.

No ocurre así con el mítico faro de Finisterre, en la Costa de la Muerte gallega, que a pesar de su nombre, «fin de la tierra», en realidad no es el lugar occidental-continental más hacia al oeste. Solo cinco kilómetros más al norte podemos encontrar el cabo de la Nave, que está más adentro del mar que Finisterre. Este es el verdadero fin del mundo español, que no del continente europeo: esa distinción le corresponde al cabo da Roca, a 40 kilómetros de Lisboa, Portugal.

Vía | Anfrix

Imágenes | Wikipedia | David Wilkinson

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