Migraciones invernales de golfistas

Llegan estas fechas en que la nieve lo va cubriendo todo en la gran mayoría de Europa y Norteamérica, y algunos entran en pánico: los golfistas. El térmómetro les priva de practicar su deporte favorito. Pero, cual aves viajeras, cada año tienen previstas sus rutas migratorias hacia campos con climas más benignos.

Los golfistas son unos seres extrañamente poseídos por un afán desmedido de darle a la pelotita con multitud de palos hasta colocarla en un hoyo a cientos de metros de distancia. Lo hacen bajo el sol impiadoso del verano, con niebla que apenas permite ver la banderita del green, bajo la lluvia o el granizo. Pero no pueden con la nieve.

En la zona en que vivo, en esta época comienzan a llegar estos deportistas fanáticos para disfrutar de los campos de golf en el clima benigno del invierno de la Costa del Sol. Mientras los que vivimos aquí salimos por la calle con abrigos y bufandas, estos rubicundos golfistas de ojos claros y camisetas ídem, se pasean en bermudas y mangas cortas por los campos y calles de la zona.

Claro: son noruegos, alemanes, polacos, rusos o irlandeses para quienes jugar al golf en enero con 10 grados, es como pasar el Carnaval en Rio de Janeiro. Una fiesta.

Algo similar ocurre con los golfistas canadienses, que ven cómo sus campos de verdes inmaculados se tiñen (o destiñen) hacia el blanco total y absoluto en estos meses.

Ellos suelen optar por las alternativas americanas que se ubican en los estados "al sur de las Carolinas", especialmente Florida, Arizona, o Nuevo México.

Más info | Edmonton Journal (en inglés) En Diario del Viajero | Golf en Groenlandia En Diario del Viajero | Los campos de golf más sorprendentes del mundo

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