La llamada de África: Zanzibar, la isla de las especias

El sábado pasado en Diario del Viajero escuchamos la "llamada de África" y anunciamos la partida a través de nuestro especial hacia rincones de este apasionante continente. Hoy os invitamos a dejar volar por un instante vuestra imaginación, sentid como en medio del frío invierno aromas a canela, clavo y cardamomo nos llegan desde Zanzibar...

Si prestamos más atención podremos continuar con nuestra ensoñación viajera escuchando el burbujear de los narguiles en los cafés de calles laberínticas de Stone Town, el muecín entonando sus plegarias entre los minaretes hirsutos que desafían a las nubes del atardecer. Detenemos nuestro paso, nos desprendemos de las responsabilidades diarias y permitimos a nuestra vista vagar sobre el horizonte. Vamos a recorrer la isla de la especias.

Los aromas voluptuosos, su historia como centro de esclavitud y sus playas de aguas turquesas y arena blanca nos invitarán al descubrimiento y al descanso.

Stone Town

Una manera sencilla e interesante de llegar a la isla principal del archipiélago es embarcarse en uno de los muchos ferrys que parten de Dar er Salaam, capital de Tanzania y surcan las aguas del Océano Índico. Recomiendo elegir las embarcaciones rápidas, no solo porque en cuatro horas nos dejarán en el puerto de Stone Town, sino porque las más lentas en muchos casos no cumplen ningún tipo de norma de seguridad y suelen viajar excesivamente cargadas.

El nombre de Zanzíbar proviene del persa Zangi-bar, y significa “Costa de los negros”. Nombre que refleja perfectamente su pasado, ya que fue el centro para el tráfico de esclavos entre los siglos XVII y XIX, cuando estaba reglado por el sultán de Omán.

Zanzíbar tiene una fascinante historia muy influida por persas, árabes, portugueses y por otras culturas africanas. Stone Town posee calles con recovecos, torres circulares, hermosas mezquitas, puertas de madera talladas y tachonadas con figuras geométricas de hierro. Muchas de las expediciones de Livingstone partieron desde aquí. El cuerpo del famoso explorador descansó en la catedral anglicana por última vez en tierras de África antes de regresar a Londres.

David Livingston

Hablar de África y no hacerlo del explorador y misionero David Livingstone sería casi un sacrilegio. Sus escritos y conferencias despertaron el interés por el misterioso continente africano en todo el mundo y siempre luchó por la erradicación de la exclavitud. Recorrió África en una época donde la aventura monopolizaba completamente estas tierras y donde muchos de los lugares hoy conocidos no encontraban lugar aún en los mapas. Atravesó el desierto del Kalahari, descubrió las Cataratas Victoria...

Muchos recordarán la famosa frase que el explorador y periodista Stanley pronunciase humorísticamente al localizar a Livingston al cual en Inglaterra daban por perdido. "Mister Livingstone, I presume?” (Sr. Livingstone, ¿supongo?). Stanley también deambuló por Zanzibar antes de esta aventura.

Aunque el cuerpo de Livingstone una vez fallecido regresó a Inglaterra su corazón descansa enterrado debajo de un árbol en Chitambo, Zambia.

Además de toda la historia que guarda Zanzíbar se trata también de un lugar ideal para descansar. El ritmo de la isla es pausado, el tráfico casi inexistente. Recomiendo salir a cenar al mercado "improvisado" de pescado cercano al puerto de Stone Town. Podremos degustar directamente cocinados en rústicas parrillas frescos: pulpos, doradas, calamares… a orillas del mar y compartiendo con los animados lugareños.

Antes de partir hacia una de las regiones con mejores playas de la isla podremos visitar las plantaciones de especias con la Spice Tour.

Nungwi

Zanzibar se extiende más allá de su principal ciudad. Para conocer el pulso de esta isla es imprescindible disfrutar de una de las regiones que posse mejores playas: Nungwi.

Esta zona se encuentra en el noroeste de la isla y para llegar hasta allí existen varias posibilidades. La más auténtica y que personalmente recomiendo si deseamos hacer una inmersión en las costumbres y cultura del lugar, es viajar en un "dala dala" (no quiero detallar nada más al respecto porque restaría sorpresa en este caso a todos aquellos que espero decidáis viajar a la isla). Si preferimos un transporte más cómodo y convencional encontraremos buses privados que se alquilan entre varios turistas.

Palmeras de tronco estilizado retan al viento para que trunque su ascensión hacia el cielo. Casetas de madera y barro, playas de arena blanca y bungalows a pie de playa. Por diez euros al día por persona, se consiguen bungalows a escasos metros de las aguas turquesas.

Paseos matinales, buen pescado por la noches, disfrutando de alguna inmersión en este paraíso para el buceo y alguna que otra fiesta sobre la arena de la playa. Las fechas idóneas para visitar la región se extienden desde julio hasta marzo.

Todavía estáis a tiempo...

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