Visitando un hotel hecho completamente de sal

¿Dónde podría estar un hotel construido enteramente por bloques de sal? Sin duda, en el mayor desierto de sal del mundo. Es decir, Bolivia, a orillas del Salar de Uyuni, concretamente en la localidad de Colchani, a 30 minutos de viaje desde la población de Uyuni.

Como si fuera una casa de cuento de hadas, donde los caramelos o el chocolate para atraer niños ha sido sustituido por sal (no os engañéis, la sal y es tan o más adictiva que el chocolate, incluso se equipara a la cocaína), este hotel está construido por bloques de sal, adheridos entre sí por una suerte de cemento producido por la mezcla de agua y sal.

El suelo, el techo, las paredes, las sillas, las mesas, los sofás, los taburetes, y hasta la barra del bar. Todo es sal. Su nombre no podía ser más apropiado: Luna de Sal.

El salar de Uyuni está situado en el altiplano de Bolivia y fue formado a partir de un lago prehistórico de tamaño considerable. 12.000 kilómetros cuadrados posee la superficie de este desierto. Alberga 64.000 millones de toneladas de sal. Y la luz del sol sobre la superficie mojada que deja la estación húmeda convierte el suelo en un reflector que hace difícil averiguar dónde empieza la tierra y dónde el horizonte; algo así como lo que sucede en un día muy limpio en mitad del océano.

El espejo natural que origina la sal ligeramente humedecida por una finísima capa de agua no tiene rival. Por ejemplo, supera en cinco veces la reflexión ofrecida por la superficie del océano. Tanto es así, que la mayoría de los satélites de imagen que son lanzados al espacio se enfocan en Uyuni para calibrar sus antenas e instrumentos fotográficos

La sal que concentra Uyuni tiene unos 120 metros de grosor, así que, a pesar de que más de 40 empresas mineras extraen unas 25.000 toneladas de sal al año (junto a litio, potasio y boro), las reservas no tienen visos de agotarse.

En muchos países del mundo se está consumiendo mucha más sal de la recomendable (la dosis óptima es de menos 2.000 mg de sodio al día, según la OMS, o menos de 1.500 mg según la Asociación Americana del Corazón).

La media de consumo actualmente ya alcanza los 4.000 mg de media. Según un estudio internacional, este superávit de consumo de sal, sobre todo a través de los alimentos preparados, la sal de mesa y condimentos como la salsa de soja que se añaden al cocinar, estuvo implicado en la muerte de 2,3 millones de personas en todo el mundo.

Sin embargo, si estos datos no os arredran, y aún queréis dormir en un hotel de sal, junto al desierto de sal más grande del mundo, pues animaos a viajar al Salar de Uyuni (la buena noticia es que a diferencia de la sal de mesa, estas sales naturales son un descanso para los hipertensos, pues su nivel de sodio es menor): Luna de Sal os espera.

Vía | Yalosabes Fotos | lunasaladahotel.com.bo En Diario del Viajero | Paisajes impactantes: una isla de cactus en un desierto de sal | Vídeo: Salar de Uyuni, Bolivia

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