Solo una región de España se cuela en la lista de los destinos a visitar en 2026, pero el motivo no lo vimos venir

Ser incluido en esta lista es una consagración internacional, aunque el motivo no sea del todo terrenal

Liliana Guerra

Cada año, National Geographic publica su esperada selección Best of the World, una lista que funciona como brújula global para los viajeros más curiosos. Más que un simple ranking turístico, es una declaración de intenciones: en ella, los expertos de la revista (exploradores, fotógrafos y editores de viajes de todo el mundo), eligen los lugares que mejor representan las tendencias del futuro: destinos comprometidos con la sostenibilidad, con una fuerte identidad cultural y que ofrecen experiencias transformadoras. Ser incluido en esta lista no es solo un honor; es una consagración internacional.

En su edición de 2026, solo una región española ha logrado hacerse un hueco entre los 25 destinos más inspiradores del planeta. Y aunque podría pensarse que el motivo está en su cocina de élite o en sus paisajes de postal, lo que ha sorprendido a todos es que el reconocimiento llega también por un fenómeno celestial: el eclipse solar total del 12 de agosto de 2026, que cruzará el norte de la península y regalará una visión privilegiada desde tierras vascas.

Sin duda, el País Vasco se prepara para vivir un año histórico. Durante unos minutos, el día se convertirá en noche sobre los tejados de la región y el paisaje se teñirá de una luz casi irreal. En Bilbao, el Museo Guggenheim promete ofrecer una de las escenas más sobrecogedoras del fenómeno: las placas de titanio que lo recubren, famosas por reflejar cada matiz del cielo, captarán la extraña penumbra del eclipse y la transformarán en un resplandor metálico, efímero y fascinante. Una imagen que, sin duda, quedará grabada en la memoria de quienes la contemplen.

Un eclipse como disculpa para descubrir una de los destinos más auténticos de España

Jardines del Palacio Augustín Zulueta | Turismo Vitoria

Pero el eclipse es solo la excusa perfecta para redescubrir una región que lleva años reinventándose sin perder su alma. El País Vasco combina una identidad cultural profundamente arraigada con una capacidad admirable para mirar al futuro. Su gastronomía, una de las más celebradas del mundo, es el ejemplo más evidente: alta cocina de vanguardia y bares de pintxos se entrelazan en una misma conversación culinaria que celebra el producto local, la técnica y el placer de compartir. Desde los templos gastronómicos de San Sebastián hasta las sidrerías rurales de Gipuzkoa, aquí se come con respeto y emoción.

Vitoria-Gasteiz, quizá la gran desconocida de las capitales vascas, lleva años demostrando que se puede ser moderna sin perder la medida humana. Su anillo verde, un corredor de parques y humedales que abraza toda la ciudad, es un ejemplo de sostenibilidad urbana reconocido en Europa. Aquí no hace falta escapar a la naturaleza: la naturaleza está dentro. Los visitantes pueden recorrer en bicicleta los senderos de Salburua, un humedal que combina rutas interpretativas y observatorios de aves, antes de perderse por las calles empedradas del casco medieval, una joya de trazado almendrado donde el tiempo parece discurrir más despacio. Sus cafés, librerías y pequeñas bodegas invitan a detenerse, conversar y mirar.

Y a menos de una hora de carretera, la sofisticación de San Sebastián ofrece un contrapunto perfecto. En 2026, la ciudad donostiarra volverá a ser uno de los escaparates culturales del norte de España, con un calendario repleto de festivales, conciertos al aire libre y una escena gastronómica en constante ebullición. Desde los templos culinarios de estrellas Michelin hasta las barras de pintxos de la Parte Vieja, cada bocado parece tener una historia. Pero más allá de su fama gastronómica, San Sebastián es una ciudad hecha para contemplar. Su bahía de La Concha, considerada una de las más bellas del mundo, será otro de los escenarios idílicos para ver el eclipse, cuando la sombra lunar cubra el mar y los reflejos del agua se tiñan de un brillo metálico y efímero.

Turismo Vitoria

El País Vasco, en su conjunto, combina como pocos destinos la intensidad cultural con la diversidad de su geografía. En apenas unos kilómetros, el paisaje cambia por completo: los acantilados del Flysch en la costa de Gipuzkoa dan paso a valles cubiertos de bosques húmedos, y estos, a su vez, se abren hacia las montañas del Parque Natural de Gorbeia o los viñedos que dibujan las colinas de Rioja Alavesa. Es una tierra pensada para recorrerla sin prisa, donde cada curva del camino revela un nuevo matiz del territorio. Por muchos días que dure la escapada, siempre quedará la sensación de que aún hay más por descubrir: otro sendero, otro pueblo escondido, otro paisaje que cambia con la luz.

No es casualidad que National Geographic lo haya incluido en este listado. Pocas regiones han sabido proyectarse al mundo con tanta autenticidad, manteniendo intactas su raíces mientras se abre al futuro. Cualquiera que haya tenido la suerte de recorrer al menos un tramo de estas tierras, sabe que el lujo puede ser tan simple como una mesa compartida, un paseo entre hayedos o una conversación con un cocinero que habla de su huerta con orgullo.

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