La ruta de senderismo a una hora de Madrid que pocos conocen: cruza cascadas y tiene vistas espectaculares

No es una ruta larga ni exigente, pero sí lo suficientemente especial como para dejar huella en quien la recorre

Liliana Guerra

En estos días festivos en los que el calendario se llena de planes sociales que dejan poco espacio para el descanso, salir a caminar se convierte en uno de los mejores regalos que podemos hacernos. Y sin duda, una ruta de senderismo es el plan perfecto para desconectar del ruido, recargar energía y, de paso, equilibrar los excesos de las comidas navideñas. 

A apenas una hora de Madrid, existe un recorrido perfecto y poco conocido que invita a bajar el ritmo y a reconectar con la naturaleza en su estado más auténtico. Hablamos de la Senda del Barranco de Patones, un corto y popular sendero de unos 800-900 metros que conecta Patones de Abajo con el encantador pueblo de pizarra negra, Patones de Arriba, ofreciendo vistas del barranco, construcciones hidráulicas, las enormes tuberías del Canal de Isabel II y un acceso peatonal clave para evitar el tráfico y el aparcamiento limitado en la parte alta del pueblo. 

El paisaje sorprende desde el primer momento. El camino se abre paso entre paredes rocosas, vegetación mediterránea y el sonido constante del agua cuando el arroyo baja con fuerza. Pequeños saltos, zonas húmedas y rincones sombreados convierten el paseo en una experiencia sensorial que rompe con la imagen habitual del senderismo madrileño. No es una ruta larga ni exigente, pero sí lo suficientemente especial como para dejar huella en quien la recorre.

Senda del Barranco de Patones, el plan que siempre es buena idea

El camino salva un desnivel notable en muy poco espacio, lo que explica su trazado zigzagueante y su carácter histórico: durante décadas fue la principal vía de comunicación entre ambos núcleos, utilizada por vecinos, pastores y comerciantes mucho antes de que existiera una carretera. Hoy, además de su valor paisajístico, sigue siendo una alternativa sostenible y tranquila para acceder al pueblo sin contribuir a la saturación de visitantes. 

Como la senda sigue el trazado del arroyo que, especialmente tras las lluvias, cobra vida en forma de pequeños saltos de agua, charcas y rincones húmedos que rompen con el paisaje seco habitual de la Comunidad de Madrid. No son grandes cascadas, pero sí lo suficientemente evocadoras como para hacer que el paseo resulte especial y muy fotogénico.

La geografía del lugar es uno de sus grandes atractivos. El sendero serpentea entre paredes rocosas y terreno calizo, con vistas abiertas al valle y a la sierra que lo rodea. A lo largo del recorrido se aprecia la vegetación típica mediterránea (encinas, jaras y romero) mezclada con especies que aprovechan la humedad del barranco. Es un trayecto corto, de menos de un kilómetro, pero con desnivel, lo que le aporta dinamismo sin resultar exigente. Precisamente por eso es una ruta ideal tanto para senderistas ocasionales como para familias acostumbradas a caminar.

Además la ruta culmina en un conjunto urbano que parece sacado de otra época. Calles empedradas, casas de piedra perfectamente integradas en la ladera y una sensación constante de haber viajado en el tiempo. Pasear sin rumbo, sentarse en una plaza, entrar en alguna tienda local o simplemente disfrutar de las vistas desde lo alto es parte fundamental del plan. Muchos aprovechan la excursión para comer en alguno de sus restaurantes tradicionales o incluso alargar la escapada pasando la noche en un alojamiento rural.

Recomendaciones a tener en cuenta antes de transitar la Senda del Barranco

Imagen | Sierra Norte de Madrid

Llegar hasta el inicio de la ruta es sencillo. En coche, el acceso se hace desde la autovía A-1 en dirección norte, desviándose hacia Torrelaguna y siguiendo las indicaciones hasta el núcleo inferior del municipio, donde se puede aparcar. El acceso en vehículo al pueblo situado en lo alto está restringido, lo que convierte la senda en la única forma de llegar hasta él. También existe conexión en transporte público desde Madrid, aunque conviene revisar horarios con antelación.

Antes de planificar la visita, hay algunos detalles importantes a tener en cuenta. El camino es fácil, pero tras lluvias puede estar resbaladizo, por lo que es recomendable llevar calzado adecuado. No es una ruta larga, pero merece la pena tomársela con calma y reservar tiempo para explorar el entorno y el pueblo al final del recorrido. Además, en fines de semana y festivos se organizan visitas guiadas que ayudan a entender mejor la historia, la arquitectura y las tradiciones locales, una opción interesante si se quiere profundizar en el lugar más allá del paseo. Sin duda un plan perfecto para una escapada tranquila y para recordar que, a veces, no hace falta ir muy lejos para sentir que has salido por completo de la rutina.

Imagen | Freepik

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