Hay pozas escondidas entre montañas que desafían cualquier idea preconcebida de lo que debe ser un baño perfecto. Lejos del bullicio y de los diseños artificiales, estos oasis naturales ofrecen algo que ninguna piscina urbana puede igualar: un entorno salvaje, libre, donde el agua corre cristalina entre paredes de roca y vegetación, y donde el silencio solo se rompe por el canto de las aves o el rumor del agua.
El río Alcanadre, que nace en la Sierra de Galardón y desemboca en el Cinca, es uno de los protagonistas de estos paisajes. A lo largo de su recorrido, esculpe barrancos y gargantas que hoy atraen a miles de aventureros: es uno de los ríos más codiciados por los aficionados al barranquismo, deporte estrella en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.
En medio de este escenario privilegiado, encontramos el Salto del Bierge, una antigua presa de piedra que ha dado lugar a una piscina natural de aguas turquesa tan perfectas que parecen sacadas del mismo Mar Caribe. Si hay una poza que definitivamente tienes que conocer alguna vez en la vida, es esta.
Salto del Bierge: un punto estratégico para las actividades al aire libre
Este lugar es mucho más que un rincón para el baño: es un punto neurálgico para los amantes del deporte y la naturaleza. Aquí finaliza el Camino Natural del Somontano y comienza el de la Hoya de Huesca, y desde este enclave parten múltiples rutas de senderismo, bicicleta de montaña y carretera, itinerarios ecuestres, recorridos ornitológicos y propuestas accesibles para todos los públicos. Todo esto convierte al Salto del Bierge en un epicentro de actividad al aire libre, ideal tanto para quienes buscan adrenalina como para quienes desean desconectar bajo el sol.
Para un día perfecto, nada como combinar el baño con una buena caminata o una excursión en bici, seguido de un almuerzo en alguno de los restaurantes locales donde se pueden saborear los productos del Somontano. Solo necesitas protección solar, calzado adecuado y suficiente agua, así como respetar las normas del lugar: está prohibido saltar desde el muro de la presa, pero nadar, relajarse y dejarse llevar por el ritmo pausado de la naturaleza está más que permitido.
Para llegar, basta con tomar la carretera A-1227 desde Huesca (a unos 45 kilómetros), pasando por Abiego hasta llegar al tranquilo pueblo de Bierge. Desde allí, un sendero señalizado lleva en pocos minutos a pie hasta el salto. En verano, el acceso está regulado con una pequeña tasa de 3 euros (mayores de 6 años), que ayuda a conservar el entorno, por lo que se recomienda consultar horarios y aforos, y llegar temprano para disfrutar con más calma.