Llevo varios días buscando un vuelo para alguna ciudad europea, aún no sé cuál, sólo me interesa encontrar un buen precio y horarios diurnos. Resulta que las compañías tradicionales, como Iberia, me ofrecen unas tarifas desorbitadas, entre otras cosas porque me obligan a hacer escala en Madrid o Barcelona para ir a destinos tan populares como Ámsterdam, Londres, París, Roma o Lisboa.
Ya no hay vuelos directos a los destinos europeos más solicitados. Estas compañías convencionales no pueden competir con las aerolíneas de bajo coste. La guerra de precios la ganan Ryanair, Clickair, Easyjet, Vueling... así que ésa será mi elección. Como la de millones de viajeros cada año.
Las cifras son elocuentes: el año pasado las low cost transportaron a España unos 24 millones de pasajeros, casi 7 millones más que el año anterior, mientras que las compañías tradicionales transportaron a casi 2 millones menos. El recelo con que se miraba a las low cost en el momento de su nacimiento ha desaparecido. La recesión económica parece no frenar las ganas de viajar, y la solución es acudir a estas tarifas más económicas.
A estas cifras se suma la expansión de compañías de bajo coste, que amplían rutas y multiplican sus proyectos, copando cada vez más cielo. ¿Y mientras tanto qué hacen las compañías convencionales? Retirarse a los vuelos intercontinentales, donde son las dueñas, de momento.
En los largos recorridos es donde las compañías baratas aún no tienen una presencia significativa. Ahora las rutas europeas las tienen ganadas las low cost, pero probablemente también los largos vuelos sean su futuro. Ojalá lo sea, para el bien del viajero. Cuestión de tiempo.
Más infomación | El País: Las 'low cost' copan el cielo europeo