No suele aparecer en las rutas turísticas, pero este pueblo blanco es uno de los más bellos de Andalucía

Liliana Guerra

El sur de España es mucho más que sus playas doradas y el bullicio de los chiringuitos. Cuando el calor aprieta, basta con adentrarse en el interior gaditano para descubrir otra cara del verano: la de los pueblos blancos encaramados a colinas, rodeados de olivares centenarios y guardianes de una historia que mezcla herencia musulmana, espíritu cristiano y tradiciones que aún laten con fuerza.

Allí, donde el horizonte se tiñe de un verde plateado, aguarda uno de los enclaves más cautivadores de la Sierra de Cádiz. Ese lugar es Olvera, declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1983 y considerada la “puerta” de la Ruta de los Pueblos Blancos.

Aunque no goza de la popularidad de, por ejemplo, Vejer de la Frontera, a pesar de haber nombrada como Capital de Turismo Rural en 2021, su preciosa arquitectura y el majestuoso dúo que conforman el castillo del siglo XII y la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, provocan un "amor a primera vista" del cual es imposible escapar.

Olvera, donde la historia se escribe entre casas blancas y paisajes únicos

Su historia se remonta a tiempos prehistóricos, pero fue bajo dominio musulmán cuando adquirió relevancia como plaza fortificada en la frontera con los reinos cristianos. En 1327 fue conquistada por Alfonso XI, y desde entonces la villa vivió un proceso de fusión cultural que aún se respira en sus calles.

El símbolo indiscutible de Olvera es su castillo árabe del siglo XII, construido sobre un abrupto peñón. Esta fortaleza, que formó parte del sistema defensivo nazarí, sorprende por la adaptación de sus murallas a la roca y por las vistas panorámicas que regala desde su torre del homenaje: un auténtico balcón a la Sierra de Grazalema, la campiña sevillana.

A pocos metros se alza el otro icono: la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, construida en el siglo XIX en estilo neoclásico sobre una antigua mezquita. Sus torres gemelas presiden el casco histórico y generan una estampa singular junto al castillo, un diálogo arquitectónico que refleja la superposición de culturas y épocas.

Sin duda un paseo por el casco histórico de Olvera es en sí una experiencia. Sus calles empinadas y encaladas conducen a plazas recoletas y miradores que parecen hechos para detenerse a contemplar la inmensidad del paisaje olivarero. En el barrio de la Villa, el más antiguo, todavía pueden verse restos de murallas medievales y rincones que evocan la vida cotidiana de siglos pasados.

Para los viajeros más curiosos, también ofrece visitas culturales como la Casa de la Cilla, donde se encuentra el Museo “La Frontera y los Castillos”, que narra de manera didáctica la historia de este territorio fronterizo entre cristianos y musulmanes. Otra parada recomendable es la Capilla del Arte, donde se expone la colección del artista Miguel Sevillanos.

Un gran punto de partida para descubrir la sierra gaditana y sus tesoros

Imagen | El Pantera - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Enlace

Pero Olvera no es solo un destino para los amantes de la historia. Quienes buscan actividad al aire libre tienen en la Vía Verde de la Sierra una de las mejores rutas de senderismo y cicloturismo de Andalucía. El recorrido, de 36 kilómetros, aprovecha el trazado de un tren que nunca llegó a circular y atraviesa túneles, viaductos y paisajes de gran riqueza natural. A lo largo del camino es habitual observar colonias de buitres leonados, que encuentran refugio en los tajos de la sierra.

Un dato que tampoco se puede pasar por alto es que este pueblo forma parte del Camino de Santiago por la Vía Serrana, una ruta menos conocida que conecta Cádiz con Sevilla y enlaza con la Vía de la Plata. No son pocos los peregrinos que hacen parada aquí, atraídos por la belleza del entorno y la hospitalidad de sus gentes.

Y como no podría ser de otra forma, la gastronomía merece capítulo aparte. Rodeada de mares de olivos, Olvera produce uno de los mejores aceites de oliva virgen extra de la provincia. Degustarlo en tostadas con pan cateto o incorporado a platos tradicionales como la alboronía o las sopas pegás es una forma deliciosa de conectar con la identidad local. Además, en verano, las terrazas del pueblo invitan a saborear tapas al fresco mientras la vida transcurre con calma. ¿Se os ocurre un mejor plan para recargar baterías durante el verano?

Imágenes | Turismo Olvera

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