Tierras de la Reina, una comarca leonesa de origen medieval con grandes cumbres y rutas senderistas que merece la pena visitar

Liliana Guerra

Hay lugares que parecen hechos a medida para recargar energía. Espacios donde la montaña acoge como un refugio, los valles inspiran con su serenidad y cada sendero invita a soltar el ritmo acelerado de la rutina. Eso es lo que ofrece esta comarca del norte de León: un paisaje envolvente que se convierte en el destino perfecto para desconectar, recuperar fuerzas… y que, curiosamente, guarda en su propio nombre una pista de esa historia ligada al descanso.

Las Tierras de la Reina se extienden en el extremo nororiental de la provincia de León, en plena Cordillera Cantábrica, limitando con Cantabria y Palencia. Se trata de un territorio de altas cumbres, puertos de montaña y valles profundos en los que los bosques de hayas y robles se mezclan con praderas abiertas. Su capital administrativa es Boca de Huérgano, el núcleo más poblado de la comarca, que junto con otros pequeños pueblos como Barniedo, Portilla, Espejos o Llánaves de la Reina conserva la arquitectura tradicional de piedra y pizarra que tanto caracteriza a la montaña leonesa.

El origen del nombre de estas tierras se remonta a la Edad Media. Algunos historiadores lo relacionan con la reina Berenguela de Castilla, que habría recibido el castillo de Portilla como parte de su dote al casarse con Alfonso IX de León a finales del siglo XII. Sin embargo, la tradición popular ofrece otra versión más evocadora: la de la reina Constanza de Portugal, que habría hallado en estas montañas un lugar de amparo en tiempos difíciles debido a una enfermedad que padecía. Sea cual sea la historia cierta, lo que perdura es el título que mantiene vivo el recuerdo de aquel pasado.

Un paraíso para recorrer con los cinco sentidos

Puente Romano de Boca de Huergano

Como es de suponerse, la geografía es uno de los grandes atractivos de la zona: montañas como el Pico Murcia, el Coriscao o el Espigüete vigilan desde las alturas y marcan el horizonte con su silueta inconfundible. Puertos como San Glorio o Pandetrave, además de conectar con otras comarcas, ofrecen miradores naturales desde los que contemplar panorámicas espectaculares, tanto en invierno bajo la nieve como en otoño, cuando los bosques se tiñen de tonos dorados y rojizos.

Algunos documentos antiguos mencionan que los pueblos de la zona estaban obligados a mantener despejados de nieve ciertos caminos de montaña, lo que da una idea de la importancia estratégica de estos pasos en otros tiempos. Hoy, esas mismas rutas son recorridas por excursionistas que buscan en la naturaleza lo que antes era pura necesidad: un camino seguro para atravesar la cordillera.

Alguna rutas senderistas que no te puedes perder

En las Tierras de la Reina hay caminos para todos: desde quienes buscan un paseo tranquilo entre bosques hasta los que disfrutan de poner a prueba su resistencia en cumbres de más de dos mil metros. Estas son algunas de las más recomendadas:

  • PR-LE 33 Monte Matapiojos: una ruta circular de unas dos horas y media que comienza en Boca de Huérgano. El recorrido atraviesa robledales y pinares, sube poco a poco hasta la ladera del monte y regala panorámicas del valle. Es una opción ideal para quienes quieren un paseo de media jornada sin demasiada dificultad.
  • Ascenso al Pico Murcia desde Barniedo de la Reina: una de las grandes joyas de la zona. Son casi 24 kilómetros con un desnivel importante, lo que la convierte en una excursión exigente, pero la recompensa es mayúscula: desde la cima, la vista del Espigüete y de toda la cordillera es sencillamente espectacular. Perfecta para montañeros con ganas de reto.
  • Puerto de San Glorio - Peña Prieta: esta travesía, de unos 16 kilómetros ida y vuelta, es otro clásico de la cordillera. Requiere buena forma física y cierta experiencia en montaña, pero ofrece la satisfacción de alcanzar una de las cumbres más emblemáticas de la zona y disfrutar de un horizonte sin fin.
  • PR-LE 24 Llánaves de la Reina - Puerto de San Glorio: pensada para quienes prefieren un recorrido más asequible, este sendero señalizado de unos 8 kilómetros parte del pueblo de Llánaves y asciende hasta el puerto de San Glorio. El camino, entre pistas y senderos, permite saborear el paisaje sin necesidad de grandes esfuerzos.
  • Rutas entre pueblos: además de los senderos de montaña, merece la pena enlazar localidades cercanas como Boca de Huérgano y Barniedo o dar paseos por los bosques que rodean cada aldea. Son itinerarios más sencillos, perfectos para disfrutar con calma de la vida rural y de la tranquilidad del entorno.

Pero en estas tierras no todo se reduce a hacer rutas. Pasear por los pueblos es una experiencia en sí misma: perderse en las callejuelas de piedra, descubrir las iglesias parroquiales con sencillos retablos, escuchar el agua de las fuentes al cruzar alguno de los puentes que se encuentran en la zona o cuzar alguna conversación con los vecinos que aún mantienen vivas las tradiciones de montaña. La gastronomía es otro de los grandes atractivos: quesos artesanales, carnes de la zona, embutidos curados al aire frío de la sierra, guisos contundentes y setas de temporada que hacen las delicias de quienes vienen aquí a descubrir este paraíso natural. 


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