
En un verano marcado por temperaturas extremas en buena parte de España, pocos planes resultan tan tentadores como perderse en un paraje donde el agua fluye con generosidad y la naturaleza conserva intacto su frescor. No se me ocurre una mejor forma de desconectar del ritmo diario, que dejarse envolver por el murmullo del agua, el aire puro y la sombra de los árboles.
Y si hay una propuesta realmente apetecible para combatir el calor, esa es recorrer la Ruta del Agua, un trazado a lo largo del Parque Natural del Alto Tajo, en la provincia de Guadalajara. Como no podría ser de otra forma, este recorrido tiene al agua como indiscutible protagonista: con su aroma a campo húmedo, su rumor constante y esa brisa fresca que convierte cada paso en un auténtico respiro.
Además, este es uno de esos lugares que aún se conservan lejos de las aglomeraciones y además con paisajes que parecen sacados de una pintura impresionista: saltos de agua que se precipitan entre rocas rojizas, pasarelas de madera suspendidas sobre ríos cristalinos y una laguna de aguas turquesas rodeada de pinares.
Un destino estratégico para tomar un respiro en la temporada más calurosa del año
El Parque Natural del Alto Tajo está considerado como una de las joyas menos exploradas del centro peninsular. Con más de 105.000 hectáreas protegidas, alberga el mayor sistema fluvial de cañones y hoces de toda España. Lo que muchos desconocen es que, además de su belleza paisajística, el parque es un enclave geológico único en Europa: las formaciones de toba calcárea, que se pueden observar en torno al Salto de Poveda, una espectacular cascada que se originó tras el hundimiento del muro de una antigua presa de aprovechamiento hidroeléctricos.
Esta zona forma parte también del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo, declarado por la UNESCO, por su riqueza en fósiles que narran una historia geológica de más de 400 millones de años.
La vegetación, exuberante gracias al microclima que generan los cursos fluviales, incluye bosques de pino silvestre, quejigos y tejos milenarios, algunos de los cuales han sido catalogados como árboles singulares. En cuanto a fauna, no es raro avistar buitres leonados planeando sobre los cortados, así como garzas reales, martines pescadores o nutrias, que habitan discretamente en las riberas del río Tajo.
Dos formas de descubrir la Ruta del Agua
El recorrido puede adaptarse a diferentes tipos de visitantes. Para los senderistas más activos, existe la opción de realizar la ruta circular completa, de 5,6 km, con una duración estimada de dos horas y dificultad media. El itinerario parte del área recreativa de la Fuente de la Jirafa, discurre entre la Laguna de Taravilla y el Salto de Poveda, y atraviesa paisajes de gran diversidad geológica y ecológica. Durante el trayecto, se atraviesan puentes de madera, pasa junto a pozas de aguas transparentes y accede a miradores naturales con vistas espectaculares.
Para quienes viajan con niños o buscan una opción más relajada, existe una alternativa más breve pero igualmente apetecible. Se recomienda aparcar en la Laguna de Taravilla, disfrutar de su tranquilidad y, desde allí, seguir el camino señalizado hacia el Salto de Poveda. En apenas 5 minutos se alcanza un puente colgante de madera sobre el Tajo, y tras otros 15 minutos de caminata suave, se llega a los pies del salto. El regreso se puede hacer por el mismo sendero hasta el aparcamiento.
Una vez allí, se recomienda tomar el coche y conducir un minuto más por la GU-958 hasta llegar al cartel que indica el mirador del Salto de Poveda. Desde allí, unas escaleras llevan a varios puntos panorámicos que permiten contemplar la cascada desde lo alto, enmarcada por los cañones rojizos que la rodean.
Consejos para una escapada perfecta entre cascadas y naturaleza
Cualquiera que sea la opción por la que nos decantemos, esta experiencia es impresionante, pero debemos tener en cuenta algunos detalles. Uno de loas más importantes es que durante los meses de julio y agosto, es necesario reservar los aparcamientos que se encuentran a lo largo de la pista paralela al rio Tajo. También que, aunque buena parte del recorrido discurre junto al agua, es imprescindible llevar para beber y conviene evitar las horas centrales del día, ya que en verano las temperaturas pueden ser elevadas.
Se recomienda llevar ropa ligera y transpirable, pero también un buen calzado de senderismo, preferiblemente antideslizante, ya que algunas zonas del camino pueden ser húmedas o con grava suelta. En esta época del año, un bañador y una toalla son casi imprescindibles si se quiere disfrutar de un baño refrescante en las pozas o en las zonas habilitadas para el baño a lo largo del río.
Imagen | Cañón del Tajo