El Partenón español: una joya que bien merece una visita si pasas por este precioso pueblo del norte

Liliana Guerra

Viajar en coche por España tiene una magia especial. Las carreteras serpentean entre una variedad de paisajes que bien podrían situarte en el Caribe o en la mismísima Luna: montañas verdes, bosques frondosos y costas que cortan la respiración, y lo mejor de todo es que, sin esperarlo, puedes encontrarte con joyas de forma totalmente inesperada.

Eso fue exactamente lo que me ocurrió en mi última ruta por Cantabria: al desviarme de los destinos más conocidos, descubrí una maravilla arquitectónica que, aunque no tiene la fama del Palacio de la Magdalena o del Capricho, posee una belleza serena y poderosa que la convierte en un lugar inolvidable.

Estoy hablando de la Iglesia de San Jorge, situada en el pequeño y encantador pueblo de Las Fraguas, en el municipio de Arenas de Iguña. Su imponente silueta clásica, de columnas jónicas y frontón triangular, le ha valido el apodo de El Partenón español, y con toda razón. Al verla, uno pensaría que ha sido transportado a la antigua Grecia, y sin embargo, está enclavada en pleno corazón de Cantabria, rodeada de naturaleza y silencio.

Una iglesia que aunque no lo parece, sigue funcionando como tal

Esta iglesia, única en su estilo dentro de la región, fue construida a finales del siglo XIX por encargo de la poderosa familia de los condes de Santo Mauro. Su intención era levantar una capilla cercana a su palacio que rompiera radicalmente con los estilos arquitectónicos predominantes en la zona, como el románico o el gótico. Así nació esta joya monumental consagrada a San Jorge, patrón del lugar, de ahí el nombre que conserva hasta hoy.

Aunque a simple vista su imponente fachada pueda recordar a los templos de la Grecia clásica, lo cierto es que su diseño responde a los principios del neoclasicismo de inspiración británica, muy en boga entre la aristocracia europea de la época. La estructura de columnas jónicas, el frontón triangular y la pureza de sus líneas transmiten un estilo poco habitual en las iglesias cántabras, lo que le confiere un carácter único y sorprendente.

Actualmente, y aunque el templo fue donado al pueblo por la familia promotora, la iglesia de San Jorge solo abre sus puertas de forma puntual, coincidiendo con la celebración de misas esporádicas. Estos son los únicos momentos en los que puede visitarse su interior, sobrio pero con elementos de interés, como un retablo y unas pinturas murales del siglo XVIII que han sido cuidadosamente conservadas.

Una curiosidad que muchos desconocen es que el palacio al cual perteneció esta iglesia, y que se encuentra a escasa distancia, es el Palacio de los Hornillos, conocido por haber sido el escenario principal de la película Los Otros (dirigida por Alejandro Amenábar). Además, el propio templo ha servido de localización para reportajes y rodajes, gracias a su atmósfera atemporal y su estética tan poco habitual en el norte de España. De hecho, no son pocos los viajeros que llegan hasta ella después de ver una imagen en redes sociales, convencidos de que se trata de algún edificio perdido entre las colinas de Grecia. La sorpresa llega cuando descubren que esta maravilla arquitectónica está, en realidad, mucho más cerca de lo que imaginaban.

Valle de Iguña: un sitio para explorar de forma lenta

Fachada típica de una casa en Arenas de Iguña | Turismo Cantabria

Además de visitar la iglesia, el entorno ofrece muchas posibilidades para hacer una pausa más que completa en cualquier recorrido. El valle de Iguña es perfecto para rutas de senderismo, paseos entre prados y pueblos llenos de hortensias donde el tiempo parece ir más despacio. A escasos minutos en coche, se encuentra el parque natural del Saja-Besaya, un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza cantábrica en todo su esplendor. Además en los alrededores se pueden encontrar alojamientos rurales con mucho encanto y bastante asequibles.

Llegar hasta Las Fraguas es sencillo si estás de ruta por Cantabria. Desde Torrelavega, basta con tomar la autovía A-67 dirección Reinosa y salir en Arenas de Iguña. Desde allí, en apenas unos minutos, estarás en este rincón escondido que parece sacado de una postal. Hay algo especial en bajarte del coche, caminar unos pasos, levantar la mirada y encontrarte con esa fachada de piedra, majestuosa y casi teatral, como si el tiempo se hubiese detenido para rendir homenaje al arte clásico.

Imagen | Wikipedia

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