
Las redes sociales han cambiado por completo la forma en la que viajamos. Hoy basta con que un vídeo se haga viral en TikTok para que muchos empiecen (o empecemos) a soñar con estar ahí, imaginar la toma perfecta y terminar buscando vuelos.
Eso es exactamente lo que está ocurriendo con el Puente Ruyi en China, una estructura espectacular que ha pasado de ser una atracción local a convertirse en uno de los destinos más deseados por viajeros e influencers. Su diseño hipnótico y su emplazamiento de película lo han colocado en el radar del turismo global, especialmente entre las generaciones más visuales, esas que antes de planear un viaje, se inspiran con likes y hashtags. Si eres amante del vértigo, seguro que lo pondrás en tu lista de destinos a visitar.
Desde su apertura en 2020, el puente ha atraído a cientos de miles de visitantes. Solo en los primeros meses superó los 200.000 (a pesar del coronavirus), y al año siguiente ya acumulaba más de un millón. Las autoridades chinas prevén que el parque supere los diez millones de visitas anuales para 2035, impulsado por la creciente fama del puente en plataformas digitales.
Puente Ruyi: el "ADN" del vértigo
Este no es un puente cualquiera. Suspendido a más de 140 metros sobre un profundo valle, su estructura de acero y cristal dibuja una serie de curvas entrelazadas que parecen flotar en el aire. Aunque a muchos les recuerda la estructura del ADN, en realidad el diseño está inspirado en la forma del “ruyi”, un antiguo cetro ornamental chino que simboliza la buena fortuna, este puente combina ingeniería de vanguardia con una fuerte carga simbólica y estética.
Diseñado por el reconocido ingeniero He Yunchang, el Puente Ruyi es mucho más que una hazaña arquitectónica que tomó tres años en completarse. Es, además, una auténtica pasarela de emociones gracias a sus secciones con suelo de vidrio, una decisión elección muy acertada si lo que buscaba era ofrecen una experiencia vertiginosa difícil de olvidar (o de no grabar).
Al estar ubicado en el corazón del parque escénico Shenxianju, una zona montañosa conocida por sus paisajes impresionantes, el puente es solo el punto de partida para una experiencia natural mucho más rica. Senderos entre formaciones rocosas volcánicas, miradores espectaculares, puentes colgantes y cascadas hacen del recorrido algo mágico. La ruta completa dura entre cuatro y cinco horas y está perfectamente señalizada, con opciones para todos los niveles.
Creo que nadie duda que el Puente Ruyi fue diseñado, en parte, para ser filmado, compartido y admirado desde la pantalla. Pero más allá del impacto visual, ofrece algo aún más valioso: la emoción pura de caminar, literalmente, sobre el vacío, rodeado del espectacular entorno que lo alberga. China se está convirtiendo en el país de los puentes imposibles que no solo conectan lugares, sino también emociones.
Imagen de Onda China