
Cuando el verano aprieta y las olas de calor parecen no dar tregua, España aún guarda pequeños oasis donde el tiempo transcurre a otro ritmo y el termómetro parece haberse detenido en otra estación.
Estos rincones bendecidos por microclimas se deben, en gran medida, a la altitud, la orientación de sus valles, la influencia de masas forestales o incluso a los vientos que atraviesan sin obstáculos ciertos enclaves. Lugares que se convierten en el refugio perfecto para quienes buscan frescura, un ritmo más pausado y un descanso del ajetreo del día a día.
Uno de esos destinos privilegiados se encuentra en la comarca turolense de Gúdar-Javalambre: Rubielos de Mora, un pueblo que, además de ser una joya arquitectónica, ofrece temperaturas sorprendentemente suaves incluso en pleno julio. Si estáis buscando un sitio donde hacer una escapada donde poder pasear durante el día y dormir plácidamente durante la noche, tomad nota.
Rubielos de Mora: una joya arquitectónica poco conocida para escapar del calor
Situado a más de 900 metros de altitud sobre el nivel del mar, este presume de ser uno de los municipios con las temperaturas más agradables de España durante el verano. Si bien el título del más fresco suele recaer en el vecino Griegos, que supera apenas los 1.600 metros de altitud, Rubielos de Mora ofrece muchas otras razones por las que merece la pena sacrificar uno o dos grados de frescor. Mientras buena parte del país roza los 40°C, aquí los termómetros (salvo alguna ola de calor muy acusada) rara vez superan los 28°C durante el día, y las noches invitan, con gusto, a sacar una chaqueta ligera. Esa agradable frescura se combina con un aire limpio y con olor a pinares y sabinas que rodean el término municipal.
Además pasear por este pueblo es hacerlo por uno de los conjuntos urbanos más bonitos y mejor conservados de Aragón, tanto que fue galardonado con el Premio Europa Nostra por su labor de conservación del patrimonio. Perderse entre su entramado de callejuelas empedradas, blasonadas casas solariegas y antiguos portales medievales es uno de los mejores planes que podemos hacer allí. La muralla, que aún se conserva en parte, enmarca un casco histórico compacto y perfectamente transitable a pie.
Entre sus joyas arquitectónicas destaca la Iglesia de Santa María la Mayor, de imponentes proporciones barrocas, y el antiguo Convento de las Carmelitas, hoy convertido en centro cultural y museo. No menos interesante es el Portal de San Antonio, una de las antiguas puertas de entrada al recinto amurallado, que ofrece una de las postales más conocidas del pueblo.
El patrimonio civil de Rubielos también es reseñable por las casas señoriales que salpican sus calles, auténticas joyas de la arquitectura doméstica aragonesa. Entre ellas destaca el Palacio de los Villasegura, la Casa de los Barberanes y el Palacio de los Condes de Creixell, todos del siglo XVIII. También merece una mención especial la Casa de los Marqueses de Tosos y Condes de Samitier, exponente del poder nobiliario que marcó la historia local. El propio Ayuntamiento, uno de los edificios civiles más monumentales del pueblo, cuenta con una amplia lonja de arcos abiertos construida siguiendo los gustos del gótico levantino.
Pero, como ocurre en tantos pueblos y ciudades de nuestro país, Rubielos de Mora no solo enamora por su entorno y su arquitectura; también lo hace por su vida cultural y su exquisita gastronomía. En verano, el municipio se llena de vida con conciertos al aire libre, exposiciones temporales y festivales como el Festival Puerta al Mediterráneo, compartido con la vecina Mora de Rubielos. La programación cultural es variada y de calidad, perfecta para complementar una escapada en agosto.
Naturaleza en estado puro
El entorno natural de Rubielos es otro de sus grandes atractivos. Desde el mismo casco urbano parten varias rutas senderistas que permiten adentrarse en un paisaje de suaves sierras, bosques frondosos y barrancos con saltos de agua. El cercano Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra ofrece un interesante recorrido entre árboles centenarios de formas escultóricas, auténticos monumentos vivos.
Además, a pocos kilómetros se encuentran los espacios naturales de la Sierra de Gúdar, donde el senderismo, la observación de aves, el ciclismo de montaña o incluso la micología (en otoño) son actividades habituales.
Imágenes | Turismo de Aragón y Turismo Gúdar Javalambre