Los estafadores de la Basílica de San Marcos o por qué es importante viajar con los ojos bien abiertos

Los estafadores de la Basílica de San Marcos o por qué es importante viajar con los ojos bien abiertos
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Venecia vuelve a ser noticia por exprimir a los turistas. Aunque esta vez, en lugar de tratarse de una cafetería o un restaurante con una cuenta abultada, hablamos de un incidente ocurrido en la mismísima Basílica de San Marcos.

Seis trabajadores, que ya han sido despedidos, se dedicaban a cobrar 3 € por la entrada a la iglesia. Hasta aquí todo normal, pero resulta que se quedaban una parte, y también incluían a los visitantes que estaban exentos de pagar, como los niños o los acompañantes de personas con discapacidad.

Una estafa de muy poca cantidad, pero que multiplicada por el gran número de viajeros que pasan por allí cada día suponía una buena suma de dinero. Por suerte, al hacer las cuentas, a la organización no le salieron los números y se descubrió el pastel.

Lo curioso es que los padres que iban con sus hijos pequeños podrían haber detectado el fraude fácilmente, pero ninguno lo hizo.

La información está ahí, pero no la vemos

Tanto en las taquillas de la Basílica de San Marcos como en su web, se indica claramente que la entrada es gratis para niños hasta 6 años. Siempre es recomendable informarse con antelación de horarios y precios, pero si no hemos tenido tiempo de hacerlo, al menos podemos consultar antes de entrar qué tarifas nos corresponden.

¿Por qué no lo hicieron los visitantes de la basílica? Se me ocurren dos opciones. La primera es que puede que vieran la información, pero decidieran seguir las indicaciones de los empleados igualmente.

Turistas En Venecia
Anna-Philine - Unsplash

Esto se conoce como el principio de autoridad: cuando nos da una orden alguien a quien consideramos la “autoridad” de ese lugar, como un médico, o los encargados de un museo, tenemos una predisposición muy fuerte a creer o hacer lo que sugiere esta persona. El bajo coste de la entrada también podría haber influido al restarle importancia y optar por obedecer.

Sin embargo, el experimento Milgran, que es el que en principio demostró esta teoría, utilizó una metodología bastante dudosa. En cambio, la segunda posibilidad sí que está más que confirmada. Cada vez tenemos más dificultades para prestar atención.

Al día, recibimos una gran cantidad de estímulos, que todavía aumentan más en vacaciones. A la información que nos llega a través del móvil le sumamos las novedades que tenemos alrededor, y ante la imposibilidad de procesarlo todo, hay períodos en que nuestro cerebro desconecta y deja de ver ciertas señales.

Conectar con lo que te rodea en vacaciones

Conectar En Venecia
Hank Paul - Unsplash

Muchas personas se proponen tomar distancia del smartphone en vacaciones. No parece una mala idea, teniendo en cuenta que el 70% de los viajeros lo mira hasta cinco veces por hora, y la mayoría de las consultas están relacionadas con las redes sociales o el trabajo.

No obstante, el móvil nos puede resultar muy útil para buscar información sobre los precios, horarios y condiciones de las atracciones turísticas que queremos visitar, hacer reservas en restaurantes, o planificar excursiones.

Quizá la cuestión no está tanto en abandonar el teléfono (o sí), sino en enfocarnos más en el momento presente. Una actitud que nos ayuda a descansar y disfrutar más, y que, además, es especialmente útil en destinos turísticos muy populares, como Venecia, donde los “timos” acechan.

Prestando atención a lo que nos rodea, veremos que nos están intentando cobrar por algo que es gratuito, nos daremos cuenta de que el precio de la pizza señalado no es por porción, sino que indica que son 100 gramos, y que un croissant salado en el Caffè Florian cuesta 15 €, porque lo pone en la carta.

Caffè Florian
Egor Gordeev - Unsplash

Aunque claramente la acción de los empleados de la Basílica de San Marcos es delictiva, muchas veces llamamos estafa a que nos cobren importes que podemos consultar con antelación. ¿Qué algunos establecimientos buscan aprovecharse del despiste? Es posible, pero ese despiste lo aportamos cada uno, eso sí que no puede negarse.

Por eso, al viajar, es tan importante hacerlo con los ojos bien abiertos. El bolsillo lo agradece ¡y el corazón más! Ya que, de esta forma, también nos empapamos mucho mejor de todo lo bonito que estamos descubriendo.

Portada | Marika Sartori

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