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No es el Caminito del Rey, pero recorrer este sendero sobre un río en Granada también es una experiencia inolvidable

Esta pasarela poco masificada te permite "caminar sobre el agua" en un entorno espectacular

Sendero Castril
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Liliana Guerra

Hay senderos que, sin grandes alardes ni pasarelas modernísimas, se ganan la visita por la simple magia de caminar cerca del agua. Este es uno de ellos. Basta avanzar unos metros para entender por qué quienes lo conocen hablan de él con una sonrisa: pasarelas de madera ancladas a la roca, el rumor constante del río bajo los pies y la sensación de estar entrando poco a poco en un pequeño mundo escondido entre montañas. No hace falta saber exactamente dónde estás para disfrutarlo; el paisaje, por sí solo, ya te invita a bajar el ritmo.

El recorrido se abre paso por la garganta que el río Castril ha ido tallando durante siglos, en el extremo noreste de Granada. Allí, la naturaleza ha sido paciente: ha esculpido paredes calizas casi verticales y ha creado una especie de pasillo natural, la famosa "cerrada", como se conoce a estos estrechamientos del terreno, por donde el agua se abre paso con una calma que sorprende. 

La etimología no engaña: es un tramo cerrado, íntimo, donde la luz y la piedra juegan juntas y que regala un paseo no muy largo pero sí inolvidable, incluso apto para hacer con niños.

Sendero de la Cerrada del Río Castril, la pasarela poco masificada que te permite "caminar sobre el agua"

Sendero Cerrada Castril

Caminar por las pasarelas es una experiencia sencilla pero muy especial. No hay vértigo dramático ni pasos técnicos, sólo la emoción suave de avanzar suspendido unos metros sobre el agua. El puente colgante añade un punto de aventura moderada, y el pequeño túnel excavado en la roca conduce a un mirador desde el que se ven saltos de agua y pozas que parecen sacadas de otra latitud. Es un recorrido corto, perfecto para hacerlo sin prisa, hacer fotos o simplemente dejarse llevar por el sonido del agua.

El acceso a la pasarela está regulado, así que hay una pequeña taquilla en la entrada. El precio es de 2,50 euros, los horarios cambian según la época del año y, aunque suele estar abierto gran parte del día, conviene comprobar la información actualizada antes de ir. La oficina de turismo del municipio suele ofrecer visitas guiadas al pueblo y al entorno, y algunas empresas locales incluyen el sendero dentro de rutas más amplias por la sierra. No es imprescindible ir con guía, pero puede ser una buena opción si te interesa conocer la historia, la geología o la flora de la zona.

En cuanto a recomendaciones prácticas, lo habitual: calzado cómodo, agua y algo de protección solar si vas en verano. Tras lluvias fuertes puede cerrar por seguridad, así que conviene confirmarlo si el tiempo ha sido inestable. Las pasarelas no son adecuadas para carritos ni para personas con movilidad reducida, y si vas con perro quizá necesites protecciones para sus patas en algunos tramos de rejilla.

La visita se suele completar paseando por el pueblo de Castril, que queda prácticamente al lado del inicio del sendero. Desde allí es fácil llegar a pie: basta acercarse a la zona conocida como la Arboleda Perdida, donde suele aparcarse sin inconveniente. Si viajas con tiempo, no dejes de dar un paseo por las calles blancas del pueblo y de disfrutar una comida en alguno de los bares que se encuentran cerca del río. Os aseguro una escapada redonda.

Imágenes | Castril.es

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