Un paseo por Níjar, Almería

Un paseo por Níjar, Almería
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El municipio de Níjar se extiende desde la costa del Cabo de Gata hasta la sierra, 25 kilómetros hacia el interior. Y aquí se encuentra el pueblo que otorga el nombre al municipio y que completa la denominación del parque natural Cabo de Gata. Al pie de la Sierra Alhamilla, es de muy fácil acceso, desde la autovía del Mediterráneo está bien señalizado.

Níjar, con unos 15000 habitantes, está rodeado de huertas, así que ofrece cierto contraste con el paisaje semidesértico que venimos observando por la zona. Laderas escalonadas con olivos y otros árboles frutales otorgan algo de frescor al entorno, y al caer la tarde el rigor del sol almeriense se olvida...

Es un pueblecito pequeño, pero con un encanto particular que nos regalará un paseo, un tapeo y otros recuerdos especiales... Lo mejor es dejar el coche al principio del pueblo y subir andando por su calle principal, aunque también nos podemos perder por sus callejuelas...

El conjunto urbano, de origen árabe, destaca por su estructura laberíntica, por sus casas blancas adornadas por macetas con flores y por la iglesia mudéjar, a la que llegaremos al final del paseo.

Nos vamos a encontrar múltiples tiendas de artesanía, y aquí radica un punto de interés en Níjar. La industria textil que ofrece destaca por las "jarapas", unas mantas de original y colorido aspecto, pero también de un trazo descuidado y rudo debido a que imitan a sus antecedentes.

Originariamente, las jarapas provenían de la reelaboración de tejidos con harapos ya usados, y se utilizaba comúnmente para proteger los colchones de los roces y del óxido del somier, aunque también para recoger la aceituna o con la función de alfombra. Las familias iban guardando los harapos usados hasta reunir la cantidad suficiente como para tejer una manta. Hoy día, las jarapas provienen de los restos de telas de las grandes fábricas textiles.

Otra muestra de la artesanía local bien conocida es la alfarería. Cuando realmente provienen de una elaboración artesanal (cuidado con las imitaciones made in China...) conserva las técnicas originales, elaborándose a mano con la ayuda de algunas herramientas rudimentarias.

Todavía existen talleres de cerámica en el pueblo, y las muestras van desde las que siguen fielmente la tradición árabe en cuanto a diseño y decoración, hasta otras piezas más modernas. Platos, vasijas, macetas, piezas decorativas... la variedad de alfarería es importante. Y, como con las jarapas, hay que fijarse en si estamos ante un producto realmente elaborado de manera artesanal en la zona.

Si seguimos subiendo por las empinadas calles de Níjar, llegaremos a la plaza del pueblo, con su iglesia mudéjar (en la foto superior) y el ayuntamiento. La iglesia es del siglo XVI, y aunque no pude visitar su interior, he leído que contiene un artesonado mudéjar de maderas nobles y una imagen de la Purísima atribuida a Alonso Cano.

En las noches de verano, como pude comprobar, lugareños y visitantes se reúnen en la plaza y sus alrededores para charlar, para jugar con los niños o, como saboreé en mi caso, para cenar.

Porque mirando a la plaza existen varios bares en los que poder sentarse y tomar unas deliciosas tapas, tan típicas de la zona.

Y, a pesar de haber tapeado en muchos lugares, por primera vez en Níjar me encontré que podías elegir la tapa que prefirieras para acompañar tu bebida. Una extensa carta de tapas te permitía seleccionar, difícil elección.

En fin, una manera estupenda de finalizar el día, disfrutando del fresco y la tranquilidad de la noche, de un delicioso acompañamiento gastronómico y, además, de una deliciosa compañía.

Más información | Níjar

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