Un campo sembrado de meteoritos

Un campo sembrado de meteoritos
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Hace aproximadamente 6.000 años (entre los años 3080 y 3910 A.C.) una zona del norte de Argentina sufrió el impacto de una lluvia de meteoritos resultantes de la explosión en la atmósfera de un asteroide de alrededor de 840.000. kg. Este campo sembrado de meteoritos se encuentra en la provincia del Chaco y es la base del Parque Provincial Pinguen N’onaxa.

El nombre del parque significa Campo del Cielo en lengua toba. Ocupa una extensa región de Argentina ubicada en el Chaco Austral, de aproximadamente 20.000 kilómetros cuadrados en el límite entre las provincias del Chaco y Santiago del Estero. La importancia de la acción de esta lluvia meteorítica es tan grande que ha modificado el paisaje. Hay un curioso sistema de depresiones cuando no son directamente cráteres anegados y semicolmatados por sales.

Este paisaje ha dado pie a que varias localidades lleven nombres relacionados. En la cercana provincia de Santiago del Estero existe un pueblo llamado Aerolito a sólo 20 km de otra llamada Otumpa (“lluvia del cielo” en lengua wichí y muy cerca de otra pequeña localidad llamada “Campo del Cielo”.

El impacto de miles de meteoritos ha dejado huella en los llamados astroblemas. En este caso, la mayoría de estos cráteres evidencian que los fragmentos del meteorito original han caído de forma rasante con ángulos de aproximadamente 10 grados. Los meteoritos de Campo del Cielo son del tipo “meteorito metálico clasificados estructuralmente como octaedrita del grupo IAB. Se componen de hierro (92,9%), níquel (6,67%), cobalto (0,43%), fósforo (0,25%) y otros elementos como el galio (87 ppm), germanio (407 ppm) e iridio (3.6 ppm)“ (Planetario de Montreal)

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Meteorito El Chaco

Uno de dichos fragmentos, conocido como el meteorito El Chaco es en la actualidad el segundo meteorito más pesado conocido, con 37.000 kg. El primero es el meteorito Hoba, de aproximadamente 60.000 kg, hallado en Namibia.

La presencia de este campo de meteoritos ya fue recogida por los primeros misioneros que recorrían la zona en el siglo XVI. Sin duda el fenómeno fue tan espectacular que es la base de mitos en todos los pueblos aborígenes de la región.

El mito toba consideró que las “rocas” (aerolitos) eran gotas del sudor del sol. Los toba y etnias vecinas como las de los mocovíes y abipones suponían al área del Campo del Cielo como un sitio en el cual se encontraban íntimamente la Tierra y el Sol. Para los wichis la lluvia meteórica había ocurrido cuando los yaguares atacaron a la luna, quitándole algunos pedazos.

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Ubicación del Campo del Cielo

Los fragmentos se encuentran diseminados en una amplia zona de cultivos, dehesas y solitarios caminos. Pero hay una cierta concentración muy cerca del acceso del Parque Provincial que se encuentra a corta distancia de las localidades de General Pinedo y de Gancedo, en la provincia del Cacho. Aquí pueden ubicarlo en el mapa.

Fotos | Acho Turismo
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