China lleva años demostrando que su apuesta por el turismo no es casualidad. El país ha convertido este sector en una pieza clave de su crecimiento económico: cada vez más parques naturales, infraestructuras de vértigo y experiencias diseñadas para atraer tanto a viajeros locales como a visitantes internacionales. Y entre todas esas propuestas, hay una que se ha ganado titulares y millones de vistas en redes sociales: un gigantesco tobogán de cristal que serpentea por la montaña y promete la sensación de volar sobre el vacío.
La instalación, situada en la provincia de Sichuan dentro del geoparque de Guangwushan–Nuoshuihe, ha sido reconocida por Guinness como el tobogán de cristal más largo del mundo, con más de cuatro kilómetros de recorrido. Subirse a una balsa inflable y dejarse llevar por esa pista transparente se ha convertido en un reto viral, una mezcla perfecta entre adrenalina y espectáculo visual.
Aunque no es el único proyecto de este tipo en China, ya que en otras provincias como Zhejiang también existen toboganes similares, este es el que ha conseguido el récord mundial y la fama internacional gracias a su éxito en las redes sociales.
El tobogán con Récord Guinness que está triunfando en redes
La verdadera magia del recorrido está en el suelo de cristal: paneles reforzados que dejan ver el vacío mientras la balsa avanza a toda velocidad, regalando esa mezcla de emoción y vértigo que lo hace tan especial. Detrás de esa transparencia hay un enorme trabajo de ingeniería, con anclajes clavados en la roca, cálculos milimétricos de pendiente y sistemas de agua diseñados para que todo funcione con seguridad.
Lo más sorprendente es que, a pesar de la magnitud de la obra, el tobogán parece abrazar la montaña en lugar de invadirla. Se enrosca siguiendo su silueta natural, y eso permite deslizarse con la sensación de estar flotando sobre un paisaje intacto: bosques espesos, cascadas que rugen a lo lejos y formaciones rocosas que hacen del geoparque un escenario único.
Es importante tener en cuenta de que no se trata de un parque acuático al uso. El lugar que lo alberga, el geoparque Guangwushan-Nuoshuihe, es un destino en sí mismo. Sus montañas, gargantas y formaciones rocosas atraen a decenas de miles de visitantes al año, y el tobogán no hace más que sumar un atractivo extra a un área que ya era popular entre excursionistas y amantes de la naturaleza. Muchos turistas combinan el descenso vertiginoso con rutas tranquilas a pie, lo que hace que la visita no sea solo una aventura rápida, sino una inmersión completa en el paisaje.
Llegar hasta allí es relativamente sencillo si se organiza bien el viaje. Lo habitual es volar primero a Chengdu, capital de Sichuan, y desde allí tomar un tren o autobús hasta Bazhong, para luego continuar por carretera hasta el parque. Es un trayecto que exige algo de tiempo, pero la recompensa lo justifica. En el este del país, cerca de Hangzhou y Shanghái, hay otro tobogán de cristal muy popular en Tonglu, lo que facilita probar la experiencia si estás viajando por esa zona.
Y aunque, volviendo al titular, esto pueda sonar exagerado, lo cierto es que las redes sociales están influyendo en la elección de miles de viajeros, especialmente los más jóvenes, que miran hacia China atraídos por la avalancha de construcciones espectaculares levantadas en los últimos años. Porque además de ser la "fábrica del mundo", el país está allanando el camino para convertirse en el destino turístico más visitado del planeta. Todo apunta a que es solo cuestión de tiempo.
Ver 0 comentarios