Ya sé. Es puro marketing. Pero la idea que tuvo Spanair es genial. Quien haya tenido que pasarse una Nochebuena o una Nochevieja esperando en un aeropuerto, o volando entre desconocidos y perdiéndose la reunión familiar, puede entenderlo.
En mas de una ocasión me tocó estar lejos. No siempre sola. A veces acompañada de un grupo de viajeros al que guiaba y al que se suponía debía infundir un cierto espíritu festivo para la ocasión. Pero es muy difícil hacerlo cuando quieres estar a miles de kilómetros, con los tuyos.
Recuerdo un 31 de diciembre helado en Frankfurt, noche en conexión hacia otro destino, y a cargo de un grupo de jóvenes que iban a pasarse un mes paracticando un idioma en el extranjero. Para muchos, entre los 14 y 17 años, era la primera vez que se despegaban de casa y por la tormenta de nieve no había comunicación telefónica con el otro lado del mundo. Y la noche de Fin de Año terminó entre llantos y durmiendo todos juntos en mi cuarto para estar más cerca unos de otros.
En este caso, Spanair se acordó de algunos de sus pasajeros que debían pasar la Nochebuena a bordo de uno de sus vuelos, un Barcelona - Palma de Mallorca Las Palmas. Y pusieron manos a la obra. Un cierto esfuerzo que les ha reportado un retorno indudable en publicidad y branding. Pero me gustaría pensar, que lo hicieron mas por conseguir esas caras de asombro, ilusión y alegría.
Video | <a href=""https://www.youtube.com/v/EjwFMS9HqlQ?fs">Youtube En Diario del Viajero | Sorpresa navideña en el aeropuerto de Lisboa