La pasada semana, el gobierno del Reino Unido ha aprobado la ampliación de los principales aeropuertos británicos, a pesar de las protestas de los sectores medioambientalistas del país y sus advertencias sobre el impacto que podría tener sobre el ya conocido (y sufrido) calentamiento global.
La Secretaria de Transporte viene proponiendo desde hace 3 años la construcción de 4 nuevas pistas para satisfacer la demanda: 2 en el área de Londres, 1 en el centro de Inglaterra y 1 en Escocia.
A este panorama se suman las opiniones de los científicos que advierten que la temperatura mundial podría elevarse entre 2 y 6 grados durante este siglo debido a la utlización de combustible fósil por parte del transporte en general. Además, informan que las emisiones en altitud (como en el caso de los aviones) es 4 veces más dañina que las emisiones a nivel de tierra (la de nuestros coches, por ejemplo).
A todo ésto se suman las presiones ejercidas por las empresas operadoras de servicios aeroportuarios (entre ellas la española Ferrovial, dueña de BAA que opera los mayores aeropuertos como son Heathrow, Gatwick y Stansted).
En fin, un panorama complicado ya que se avecina un choque entre las necesidades (y conveniencias económicas) de expandir el negocio, y los límites que el medio ambiente pueda soportar.
Vía | Airwise