Siena es uno de esos lugares donde hay que ir con cuidado, porque con cada cosa que te paras a mirar tienes muchas posibilidades de sufrir el síndrome de Stendhal. La BELLEZA, con mayúsculas, está por todas partes.
Lo sé bien porque, hace ya unos años, me desmayé de emoción en un concierto al aire libre, mientras admiraba el maravilloso paisaje arquitectónico que tenía alrededor. Es la única vez que me ha pasado en la vida, pero después de pasear por sus calles, visitar su espléndido Duomo o tomar el aperitivo en la Piazza del Campo, ¿quién no siente palpitaciones?
Pues ahora, a todos sus encantos habituales, Siena suma la oportunidad de contemplar muy de cerca un tesoro que se encuentra en el Palazzo Pubblico: La alegoría del Buen y el Mal gobierno de Ambrogio Lorenzetti. Además, de una forma nunca vista antes.
Un cara a cara con el gobierno medieval de Siena
Seguro que más de una vez, al contemplar los frescos que adornaban la parte superior de una estancia, te han dado ganas de subir a una escalera para poder observarlos más de cerca.
Esto es justo lo que se puede hacer en esta sala del Palacio Comunal. Por motivos de restauración, han situado un andamio a tres metros del suelo, y los visitantes se pueden subir. Aunque solo por tiempo limitado, hasta el próximo 7 de enero de 2024, previa reserva.
El nombre de la exposición, Mírame a los ojos, es un reto que nos lanzan los personajes del Buen y Mal Gobierno. Pocas veces tenemos la oportunidad de apreciar a tan poca distancia y con tanto detalle una obra de arte de tal magnitud.
Los frescos de Lorenzetti: un retrato de la historia
Pintados entre 1337 y 1339, por encargo de los gobernantes del momento, estos frescos de Ambrogio Lorenzetti son una joya del primer Renacimiento de Siena con un gran valor artístico e histórico.
Por un lado, esta obra se considera el primer fresco italiano en el que el paisaje juega un papel vital en el conjunto general, y por otro, nos permite conocer aspectos de la vida cotidiana de aquella época.
Lorenzetti ilustra dos realidades contrapuestas: las consecuencias de un mal gobierno, lleno de violencia, desorden y decadencia, y las de un buen gobierno, donde reinan la justicia, la paz y la prosperidad.
El primero está representado por un hombre de aspecto diabólico, con cuernos y vestido de negro, rodeado de figuras que simbolizan consecuencias nefastas como la crueldad o la guerra. En cambio, en el segundo, vemos un sabio monarca, rodeado de virtudes como la justicia y la paz, que conduce una ciudad de Siena, rica, próspera y tranquila.
La eterna lucha del bien y el mal y, a la vez, una instantánea del momento que captura tanto elementos religiosos como urbanos. Un regalo para los ojos y para el alma, que no sabemos cuándo se podrá volver a disfrutar a la misma altura. No hacen falta excusas para visitar Siena, pero si necesitas una, desde luego, esta lo vale.
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