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El nombre de esta sobrecogedora playa rinde homenaje a la tranquilidad que allí se respira, una joya atípica en Asturias

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Liliana Guerra

En la cornisa cantábrica, allí donde el verde de los árboles se funde con el azul profundo del Atlántico, se esconde un tesoro costero que parece creado para quienes huyen de las altas temperaturas y las aglomeraciones veraniegas. Un rincón donde el turismo masivo todavía no ha impuesto su ruido y donde el mar se convierte en protagonista absoluto.

Situada en el concejo asturiano de Cudillero, cerca de la aldea de Castañeras, la conocida Playa del Silencio (o El Gavieiru, como la llaman en asturiano), es un enclave que parece sacado de una postal del trópico. Sus aguas, de tonos turquesa y esmeralda, contrastan con la sobria belleza de los acantilados que la rodean, creando un anfiteatro natural que la protege de los vientos y calma el oleaje.

Uno de sus encantos es precisamente la ausencia de construcciones y servicios en la orilla. No hay chiringuitos ni sombrillas alineadas: solo el sonido del mar y el vuelo de las gaviotas que anidan en los riscos. Esto mantiene un ambiente sereno y casi intacto, muy diferente al de otras playas españolas en pleno mes de agosto. Aunque su fama ha crecido, especialmente gracias a las redes sociales, la afluencia sigue siendo moderada, lo que permite disfrutarla sin sensación de agobio.

Playa del Silencio, una postal del Caribe en pleno Cudillero

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Con unos 500 metros de longitud, esta playa engaña a la vista: desde lejos parece cubierta de arena blanca y fina, pero al acercarse se descubre que su superficie está formada por cantos rodados y grava. Ese carácter pedregoso le confiere un aire salvaje, acentúa la transparencia de sus aguas y quizá es la clave de que haya resistido la masificación. Es un escenario ideal para el snorkel o el buceo, pues bajo el agua se despliega un pequeño universo de vida marina, pero en los días de calma te puedes dar un baño refrescante y cuando baja la marea, disfrutar de calas secretas, como "El Riego", accesible únicamente caminando entre las rocas.

Llegar hasta aquí requiere un pequeño esfuerzo, pero el camino forma parte de la experiencia. Desde la autopista A-8, la salida hacia Novellana conduce a un aparcamiento. Desde allí, un sendero bien señalizado y por el que hay que caminar durante unos 10 a 15 minutos, llegas a un mirador que ofrece una vista panorámica inolvidable antes de descender por una escalinata hasta la orilla. También es posible llegar en tren hasta Novellana y completar el trayecto a pie, disfrutando del paisaje rural asturiano.

Además de darse un baño, muchos visitantes aprovechan para sentarse en las rocas y disfrutar de un picnic con productos locales o simplemente contemplar cómo el sol ilumina las aguas, que cambian de color a lo largo del día. Al no tener servicios ni chiringuitos, es importante llevar comida, agua y por supuesto, unos buenos escarpines.

Conviene recordar que la Playa del Silencio forma parte del Paisaje Protegido de la Costa Occidental de Asturias y está incluida en una Zona de Especial Protección para las Aves, una figura que ayuda a preservar su carácter virgen, por lo que mantenerla así es también responsabilidad de quienes la visitan. El lugar impresiona por la serenidad que transmite y la belleza de su entorno, motivo más que suficiente para considerarla una parada imprescindible en cualquier ruta por Cudillero.

Imágenes | Turismo Asturias

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