Cataratas del Niágara: consejos para visitarlas y ver todo

Cataratas del Niágara: consejos para visitarlas y ver todo
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Aquí te dejamos algunos consejos para visitar las Cataratas del Niágara, y descubras todo lo que ofrecen, incluyendo las vistas desde ambos lados de la frontera.

Las Cataratas del Niágara pueden ser una desilusión para muchos. No tiene la magnificencia de Iguazú, Victoria o El Angel. Sin embargo, es uno de los puntos más visitados dentro de Estados Unidos y un clásico entre los “mieleros” americanos.

Para aprovechar la visita por tu cuenta, debes comenzar en Grand Island Bridge, desde allí conducirás unas 5 millas hasta Goat Island, ubicada entre las caídas de agua del lado canadiense y el americano. No es una única isla, sino un pequeño grupo de islas conectadas. Allí hay parking y se puede ir caminando hasta Terrapin Point, Luna Island y las islas Three Sisters. Desde el primero tendrás una excelente vista de las cataratas “canadienses” conocidas como “Horseshoe“ por su forma en herradura. Apúntate este lugar para sacar buenas fotos y percibir el ruido del agua.

Conducimos un par de millas más hasta la torre de observación de Prospect Point. Desde aquí tendrás una vista panorámica de las cataratas “americanas”. Lo mejor es bajar hasta el pie del agua para lo cual deberás pagar 1 dólar de acceso. Este es el camino para tomar los barquitos “Maid of the Mist” que te llevan hasta donde caen las cascadas. Sí, te mojarás, pero vale la pena. Proteje tu cámara pero no dejes de disparar.

Vuelta al coche y otras 2 millas hasta Clifton Hill y Queen Victoria Park. Es sencillo, sólo sigue las indicaciones. Estamos en el lado canadiense y lo notarás por el ambiente natural, los jardines floridos, la sensación de tranquilidad. Es un lugar muy bonito para ver el anochecer sobre las cataratas. Hay una muestra que se llama “Journey behind de falls” que tiene su acceso aquí. No tengo información sobre el precio de la entrada.

A algo mas de una milla de aquí está el Aerocar, una cabina semiabierta suspendida en un cable que cruza sobre parte de las caídas de agua. Fue diseñado y construido por el ingeniero español Leonardo Torres Quevedo en 1916, y desde entonces está en funcionamiento. El paseo cuesta unos 12 dólares por adulto.

Seguimos hasta Niagara Glen Park (unos 10 minutos de coche). Aquí puedes aparcar y bajar para acercarte al costado de los rápidos. No es muy difícil la bajada, pero habrás de hacerlo con cuidado. Desde la orilla salen botes con motor para hacer paseos.

Un poquito más adelante, y llegarás al Reloj de flores en la estación hidroeléctrica Sir Adam Beck, que se puede visitar. Pero la razón principal para que todo el mundo pase por aquí, no es ver los transformadores y demás, sino el reloj floral y los jardines que están en plenitud en primavera y verano.

Conducimos 15 millas atravesando la frontera hacia el sector de Estados Unidos, y llegamos al Fuerte Niágara. El cruce se realiza por el Puente Queenston/Lewiston Bridge. El fuerte Niagara fue ocupado por franceses, ingleses y americanos sucesivamente. Es un fuerte de piedra con una exposición que cuenta la historia de estas tierras al principio de la instalación de las colonias en América.

Con esa visita, puedes decir que has visto las Cataratas del Niágara al completo.

Anecdotario: Cuando Eleanor Roosevelt, la esposa del Presidente de Estados Unidos, visitó las Cataratas de Iguazú, escribió en el libro de invitados ilustres: “Poor my little Niagara“ (pobrecito mi Niágara).

Foto | Sailorbill en Flickr
En Diario del Viajero | Time lapse de las Cataratas del Niágara

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