China abre el tren al Tibet

China abre el tren al Tibet
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De Pekín a Lhasa en 48 horas en tren. 4.000 kilómetros con una cota máxima que sube a la friolera de 5.072 metros de altura. Es como coger un tren en Lisboa y plantarse en Moscú en un par de días pero con una subida de mil demonios en la que tendremos que agarrar alguna botella de oxígeno por el mal de altura.

El Tibet fue anexionado por la China hace 50 años y su estilo propio y la dificultad del terreno le ha dado más de un dolor de cabeza al gobierno comunista. De esta manera, de la única que los chinos son capaces de hacer: colosal y de puertas afuera, la China realizará la mayor integración territorial en esta región que tantos quebraderos de cabeza le ha dado.

El nuevo tren parte de Golmud, al norte de Tibet y durante unos 1.000 kilómetros supera la altura de 4.000 metros. Los suizos desde un principio se opusieron a la obra debido a la complejidad del terrero y las condiciones climáticas, aparte del inevitable destrozo natural que ocasiona una obra de semejante magnitud. Debido a las alturas alcanzadas, cada pasajero tendrá una máscara de oxígeno y en cada vagón habrá un generador de oxígeno y un médico por si las moscas.

El trayecto desde Pekín cuesta 39 euros en asiento y 81 o 126 euros en litera dura o blanda.

Según el gobierno chino el ferrocarril es un medio para ayudar a una de las regiones más pobres y abandonadas del planeta pero según la mayoría de los tibetanos, el ferrocarril es sólo un medio para consolidar el control de Pekín sobre la región. La polémica está servida.

Por otro lado, habrá que ver a cuánto sale el billete a los turistas y cuánto tiempo se le permite a uno viajar por la zona ya que los permisos para viajar al Tibet son otra historia que algún día contaremos más detalladamente.

Vía | La Vanguardia

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