Una gallega en la India: Delhi y final del viaje

Una gallega en la India: Delhi y final del viaje
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HOY SE HABLA DE

Me quedan ocho horas en este hermoso país y aquí estoy al pie del teclado para que no se diga.

Despues de diez horas en un autobús pur una carretera en obras y dos días durmiendo en trenes que parecían estercoleros conseguí llegar a Delhi. Mereció la pena el esfuerzo, más que nada porque esta ciudad ha conseguido que esté deseando volver a España.

Que conste que reconozco mis defectos (y se que tengo muchos vicios) pero el de respirar de vez en cuando no creo que lo vaya a dejar, y como Delhi es la ciudad más contaminada del mundo se hace un poco difícil realizar este acto vital. Sí; han adelantado a Méjico DF, aunque no me extraña con el empeño que le ponen.

Otra mala costumbre que me he traido del Mundo Occidental, -que si lees la prensa de aquí parece ser la fuente de todos los males- es ser tratada como un ser humano, y como ya he tratado el tema os lo resumo con una perla que me soltó un estudiante en Ingenieria Informática (para que luego digan de la LOGSE): "Viajas con el permiso de tus guardianes?"

Nene, en mi país los guardianes los tienen las fieras en los zoológicos, y aquí en Delhi deberían tenerlos los hombres y que los sacaran a la calle con correa y bozal, porque vaya panda.

Que yo entiendo que estén desesperados; entre que llevan tantos años matando a niñas recién nacidas -que en verdad faltan mujeres en este país- y a las otras las tienen bajo llave, deberían darles un curso acelerado en márketing, que no se puede atosigar, si es que aunque venga alguno guapo a echar la zarpa ya estoy en modo get lost, y así no hay manera.

En cuanto llegue a España no creais que me voy a lanzar a por una botella de vino y un plato de pulpo a feira (que también), lo que más ganas tengo de hacer es caminar por la calle, sin sentir que me estoy entrenando para los cien metros vallas. ¿Recordáis que hemos hablado ya de San Murphy? Pues aquí sigue ejerciendo su poder sobre mí, ayer estaba llegando a mi "hotel" (por llamarlo de alguna manera) sorteando vacas, conductores psicópatas, charcos y montones de basura, intentado librarme de un tipo que estaba empeñado en que hicieramos "algo" por la noche (como soy así de superficial, solo se me ocurre una cosa), y cuando ya estaba en la entrada de la calle, a ver si acertais que había:

india delhi.JPG

a) Una procesión b) Una manifestación c) Una paella popular

Los que hayais dicho "sí a todo" estáis progresando. Los que hayais elegido sólo una opción, ¡aquí os mandaba yo a que aprendiérais!

Lo que habia era un festival (estoy empezando a odiar esta palabra) Sikh, y las calles estaban como las arterias de cualquier niño americano, o sea, bloqueadas.

En cada portal habían levantado un chiringuito y estaban repartiendo te, comida y chucherias varias a todo el que conseguía acercarse, mientras algunos caballeros distraían a la tropa haciendo demostraciones de lucha con sables -el sable es un símbolo sagrado para lo sikhs, está visto que también es del grupo de Religiones del Buen Rollito- y un montón de bandas de música y de carrozas/pasos de Semana Santa versión todo a cien intentaban desfilar entre el tumulto, que a su vez se apiñaba para tocar a los sacerdotes, o lo que fueran, que iban encima y ponerles guirnaldas de flores.

Si a esto le unimos que el 90% de la masa de gente eran machos de la especie -empiezo a preguntarme de cuál, los de la mía están más evolucionados- os podréis hacer una idea de la experiencia.

Aunque se ve que el dios de los sikhs aprieta pero tampoco ahoga, y entre todos los impresentables mandó a un caballero, y nunca mejor dicho, que le dió una bofetada a un tipo que me tocó el culo. Bueno, a uno de ellos al menos....

Y ya para terminar, como ya me he fundido todas mis rupias y no me atrevo a ir al cine, he tenido tiempo de visitar el Templo Bahai -EL, porque sólo hay siete en el mundo-. Muy en la línea del país, es una mole en forma de flor de loto en hormigón forrado de mármol; en el folleto que te dan en la entrada explican que llevan veinte años esperando fondos para hacer un hospital y una escuela en el descampado en el que está levantado.

Se me ocurren varias cosas que decir sobre el hecho de que hayan dado prioridad a forrar en mármol el templo, pero como no me quiero perjudicar más el karma voy a decir solamente una: será que el Dios de los Bahais cotiza en bolsa. Bea Piñeiro

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