¿Qué esconden en primera clase?

¿Qué esconden en primera clase?
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Nunca he entendido bien por qué en los aviones separan los asientos de primera clase y los de clase turista con una cortina. Empezaré diciendo que nunca he ido en primera clase, salvo en una ocasión en que un error de asignación de asientos nos hizo acabar ahí.

Pero era un vuelo tan corto que casi no noté diferencias con clase turista. Excepto que, aquella vez, yo estaba al otro lado de la cortina.

Esta cortina se cierra cuando estamos acomodados pero aún falta para despegar. A la hora del despegue, todos los pasajeros del avión se igualan y las cortinas desaparecen.

Pero, una vez en el aire, estas cortinas se vuelven a correr. Y entonces empieza la misteriosa vida de primera clase que a la mayoría de los mortales nos es desconocida y anhelada.

¿Qué función tiene exactamente la cortina? ¿Que no nos muramos de envidia? ¿Que no se nos haga la boca agua con la comida y bebida gratis (por decir algo) que les ofrecen a los afortunados de business class? ¿Que no leamos, sin desembolso previo, por encima del hombro, los periódicos que les ofrecen?

Yo intuyo que tal vez sea para no enfurecernos por los grandes cojines que se ofrecen en primera clase para que los pasajeros estén más cómodos. Porque nosotros tenemos una mísera almohadilla que más bien parece una toalla plegada y que con suerte no tiene cabellos de anteriores pasajeros pegados.

Que me pregunto yo si en primera clase no tendrán ya bastante con las grandes y espaciosas butacas, dotadas de hermosas orejeras para apoyarse, y de mecanismos reclinatorios que convierten el asiento en una cama. Pues no, necesitan un almohadón anatómico.

Pero en fin, éste es tan solo uno de los misterios de lo que nos quieren esconder en primera clase y que espero que, queridos lectores que hayáis probado las mieles del business, me ayudéis a desvelar.

Y os preguntaréis… si nunca ha ido en primera clase, ¿cómo sabe todo esto? Pues aparte de porque me creo casi todo lo que sale en las películas, porque en ocasiones las cortinas están tan descolgadas y mal cerradas que se puede ver, si te asomas un poquito, lo que pasa en ese otro mundo, el de la primera clase de los aviones.

Foto | Lars Plougmann en Flickr-CC
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