Cómo debe ser la maleta perfecta

Cómo debe ser la maleta perfecta
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HOY SE HABLA DE

Todos nos hemos equivocado alguna vez. Nos fuimos de viaje con una maleta enorme, pesada y absurdamente llena de cosas que no utilizamos en ningún momento. O salimos con la mochila al hombro y viajamos escasos de todo por no prever bien las necesidades del itinerario.

Cada viaje exige un tipo de equipaje distinto y al haber hoy tantas opciones a nuestra disposición, solemos perdernos al momento de elegir la maleta perfecta para un viaje.

Supongamos que tenemos que irnos 15 dias de viaje a otro país. Vacaciones puras. No necesitaremos trajes de etiqueta para ninguna recepción, ni cargaremos con accesorios ni tacones. Sin embargo, una simple mochila no nos alcanza. Debemos buscar una maleta. Aquí les dejo los que yo considero criterios básicos para saber cual es la maleta perfecta para este viaje.

Movilidad

¿Por qué tironear de una maleta si podemos elegir una con rueditas? La mayoría ya las traen. Pero sigue habiendo gente que prefiere viajar con bolsos (algunos muy fashion) que nos dejan los hombros y brazos destrozados.

El sistema de ruedas elegido nos debería permitir llevar la maleta sin esfuerzo por detrás y por delante nuestro. Cuando llevamos peso, por lo general nos cuesta menos empujarla si la llevamos detrás nuestro. Sin embargo, cuando tenemos que atravesar un lugar con mucha gente (el hall de un aeropuerto por ejemplo) llevar la maleta por delante irá “abriendo camino” más fácilmente (cuidado con las piernas de los otros pasajeros).

Maniobrabilidad

La maleta elegida debería ser fácilmente operable. Eso quiere decir, por un lado que no tengamos que tener un grado de ingeniería para poder destrabar la manija o los cierres y por el otro, que podamos manejarla con una sola mano. Algunas maletas requieren el uso de las dos manos para sacar la manija de su escondite, por ejemplo.

Recordemos que sólo tenemos dos brazos y dos manos para controlar el equipaje de mano, los billetes o tarjetas de embarque, la documentación, el abrigo, la maleta y la botella de agua (¿es que no se puede ir por la vida sin botella de agua en estos tiempos?).

Espacio

Parece un criterio obvio, porque se supone que lo que buscamos en una maleta es que pueda contener cosas. Sin embargo hay algunos detalles que pueden restarnos espacio de guardado.

Las maletas que llevan el sistema de manija interno, se quedan con una parte de espacio pequeña pero que puede sernos muy útil. Salvo que el diseño sea muy bueno (las hay), es preferible que las guías plegables de la manija vayan por fuera.

Lo mismo ocurre con la multitud de bolsillos, tapas, divisiones que ofrecen algunos modelos de equipaje. Yo prefiero un espacio abierto y simple donde sea yo quien decide donde guardo las medias y no tener un bolsillo para ropa interior que nunca cumplirá su fnción, y sí ocupará espacio.

Expansión

He aquí una divisoria de opiniones entre los viajeros más experimentados: dura o flexible. Mientras unos sostienen que una maleta de material resistente protege mejor el contenido y se mantiene por más tiempo. Otros aseguran que la capacidad de guardado extra que ofrece una maleta blanda compensa cualquier otra cosa.

Hoy existen también maletas mixtas (y son mis favoritas). Que presentan cierta resistencia por estar confeccionadas con un material “endurecido” pero no totalmente firme, y que asimismo les permiten “engordar” un poco más allá de su límite oficial. Vamos, que las podemos cargar un poquito mas.

Elijamos una u otra, sepamos que serán todas tratadas igualmente mal por el sistema de handling o manejo de equipaje en los aeropuertos.

Costo

Cada vez gasto menos en equipaje. Si, como dijimos anteriormente, sufrirán igual, es para mí un despropósito gastar el doble o triple del costo de un billete aéreo sólo para tener una maleta que tampoco se asegura una vida más larga. Y menos aún pagar para llevar un logotipo.

Antiguamente la gente tenía un “juego de maletas“ (recuerdo uno que recibí como regalo de matrimonio) con vocación de eternidad. Y ya sabemos la fragilidad del concepto “eternidad” tanto en equipajes como en matrimonios.

Hoy somos más prácticos. El precio del equipaje ha bajado muchísimo, los materiales son más ligeros, las ruedas van mejor (bueno, no siempre). Si hasta los supermercados venden maletas. Todo ésto ayuda a que consideremos al equipaje como un insumo casi descartable.

Color

¡Sí al color! ¡Sí a la originalidad! Abajo las maletas marrones, negras o grises. Seamos personales y, de paso, nos será más fácil reconocerlas en las cintas de retiro de equipaje.

¿O es que sólo yo he echado mano a otra maleta confundiéndola con la mía? Y después, volver a subirla a la cinta y seguir esperando: porque nuestra maleta siempre es la última en aparecer.

Colores fluorescentes, camuflados, con flores hippies o salvajes reproducciones de la piel de un tigre. Elijamos libremente que viajar es diversión en cada detalle.

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