Camino de Santiago: para qué sirve y cómo conseguir la credencial

Camino de Santiago: para qué sirve y cómo conseguir la credencial
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Una cosa muy importante para quienes se preparen para hacer el Camino de Santiago es pensar bien qué van a llevar en la mochila: hay cosas que, por muy imprescindibles que nos parezcan, luego no las vamos a usar. Pero hay una cosa que nos tiene que acompañar siempre durante todo el viaje, que es la credencial de peregrino.

Esta credencial es una cartulina con 14 páginas en acordeón en el cual pone nuestros datos (nombre, lugar de procedencia, punto en el cual ha comenzado el camino...) y tiene huecos para poner sellos. Estos espacios se irán llenando a medida que avanzas en el viaje, con los sellos que te van poniendo en los albergues en donde duermes (¡no olvides sellarla en el punto de salida!), o incluso puedes pedir que te sellen en algunos bares/restaurantes o iglesias de los pueblos por los que vas pasando.

¿Para qué sirve?

La credencial de peregrino tiene dos funciones. La primera de ellas, la fundamental, es que es imprescindible para poder dormir en los albergues. Y la otra función, para mí secundaria, es para obtener la Compostela o la certificación de peregrino.

La Compostela es el documento que acredita que has realizado la peregrinación. Se obtiene al llegar a Santiago, en el Cabildo catedralicio de la Plaza de la Quintana, al lado de la Catedral. Para poder conseguirla es necesario enseñar la credencial sellada y haber empezado la caminata por lo menos 100 kilómetros antes de Santiago (200 kilómetros si se hacen en bicicleta). Esta es la razón por la cual, a partir de Sarria, a 114 kilómetros de Santiago, empieza a verse bastante más gente que en el resto del Camino.

¿Dónde conseguirla?

La credencial se puede obtener en los albergues o también en cofradías y parroquias a lo largo del Camino. En general no deberían cobrarte por ella, pero en algunos lugares aprovechan esto para hacer negocio y te la hacen pagar (no será más de uno o dos euros).

En verano, en los meses que más gente hay, es posible que las credenciales se acaben. Con lo cual, si no podéis conseguirla antes de empezar el viaje o en el primer albergue, puede utilizarse una carta de presentación donde ir poniendo los sellos o (supongo que también será válido) un diario de ruta en el cual vayamos coleccionando los sellos con su fecha correspondiente. Lo importante es que en los albergues vean que se trata de un caminante (o bicigrino) para que nos dejen alojarnos ahí por una noche.

A mí personalmente no me interesaba esperar la cola para que me dieran la Compostela, pero sí conservo la credencial que, aunque no quieran dormir en albergues o conseguir la Compostela, creo que es un recuerdo bonito de todos los pueblos por los que vas pasando.

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