El viaje de ... José a Segovia en el Tren del Río Eresma

El viaje de ... José a Segovia en el Tren del Río Eresma
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HOY SE HABLA DE

Nos alegra especialmente cuando nuestros lectores quieren compartir con nuestra comunidad alguna de sus experiencias de viaje. Y en esta oportunidad la alegría es doble porque quien nos lo cuenta además es José, blogger colega que escribe a diario en Fandemia y en AmbienteG.

Un día José se subió a un tren especial y se fue a Segovia en un viaje que lo llevó hacia atrás en el tiempo. Y aquí nos lo cuenta:

No todos los días se tiene la oportunidad de viajar en un tren de 1.975. Ese es el principal reclamo de una nueva iniciativa que ha puesto en marcha la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid y que tuve la oportunidad de probar el pasado fin de semana.

Durante los sábados de octubre parte desde la Estación de Chamartín, en Madrid, un tren UT 440.096 rumbo a Segovia. Data de 1.975, año en el que 255 trenes como este inundaron la geografía española y se ganaron el apodo de las "azulonas". Llegar a la vía y encontrarlo, impone: tan azul, tan robusto, con líneas tan cuadradas, con ese logo antiguo de Renfe que pocos ya recuerdan... Y dentro, la sensación es aún mejor: sofás de sky rojo, ventanas deslizantes, puertas correderas... todo igual que era hace más de 30 años, pero puesto a nuestro servicio para vivir una experiencia diferente.

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La distancia entre Madrid y Segovia, unos 68 kilómetros, son recorridas en unas dos horas por este tren, un tiempo superior al que tardaríamos en un medio más moderno pero con mucho menos encanto. El viaje se podría dividir en dos tramos. El primero nos lleva desde la capital hasta Villalba por la línea Madrid-Irún. Durante este trayecto, dos músicos se pasean por los vagones tocando típicas canciones castellanas, enriqueciendo aún más la experiencia.

La segunda parte del trayecto es más espectacular. Los músicos nos abandonan en Villalba (con un impagable "Adiós con el corazón" desde el andén), y dejan paso al paisaje, auténtico protagonista de este último trayecto de viaje que nos lleva desde Villalba a Segovia pasando por las faldas de la Sierra de Guadarrama, el Valle del Río Gudillos o la Sierra de Quintanar. El paisaje es espectacular, y sin duda merece la pena bajar las ventanillas y asomar la cabeza, como se hacía antes. Probablemente sea una de las mejores experiencias del tren: sacar la cabeza y dejarte acariciar por la brisa. Con cuidado claro...

Pero si eso no es suficiente, en el tren, además de contar con un personal encantador, podrás pasear y conocer la cabina del conductor... eso, claro, si los niños te dejan, porque se vuelven locos viendo cómo es y cómo funciona un tren tan antiguo.

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Ya en Segovia, y teniendo en cuenta la hora de regreso (19:15), quedan libres unas 5 horas que son suficientes para pasear por el Acueducto, la Catedral o el imponente Alcázar. “Donde fueras haz lo que vieras”, nos dijo el camarero de un restaurante invitándonos a degustar el delicioso cochinillo tan típico de Segovia, y yo, que no soy nadie para rechazar la sugerencia... lo disfruté de lo lindo.

Comentar que el precio de la excursión (20 euros), incluye viaje de ida y vuelta, autobús desde la estación de tren de Segovia al centro de la ciudad y la tarjeta "Amigos de Segovia" con la que se pueden disfrutar de descuentos en muchos establecimientos.

Gracias José por compartir esta experiencia. Si quieres realizarla, puedes consultar más información en la web del Tren Turístico Rio Eresma.

Fotos | José Antoral En Diario del Viajero | El viaje de...

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