Enclavado en el corazón de Andalucía, existe un lugar donde el agua ha esculpido no solo el paisaje, sino también la historia y la identidad de sus habitantes. En este rincón privilegiado, los manantiales brotan con generosidad, dando vida a jardines, fuentes barrocas y parajes naturales de una belleza incomparable donde el murmullo constante del agua acompaña cada paseo.
Esta característica ha hecho que Priego de Córdoba sea conocida como la "Ciudad del Agua", denominación que destaca la importancia histórica y geográfica del agua en la vida de la ciudad, un recurso vital tanto para el abastecimiento de sus habitantes como para el desarrollo agrícola de la región.
La ubicación de Priego, en plena Sierra Subbética, ha permitido que emerjan numerosos manantiales de agua cristalina, creando un entorno natural rico y fértil.
La Fuente del Rey: patrimonio y agua en el corazón del pueblo
En el mismo núcleo urbano de Priego de Córdoba se encuentra la imponente Fuente del Rey, una de las más espectaculares de Andalucía. Tras sucesivas transformaciones desde el siglo XVI, se terminó de construir a principios del siglo XIX, más concretamente en 1803. Esta obra maestra del barroco andaluz cuenta con 139 caños que vierten el agua en tres estanques escalonados, creando un efecto visual impresionante. La fuente está adornada con esculturas alegóricas, entre las que destaca Neptuno, el dios del mar, que preside majestuosamente el conjunto.
Junto a esta se encuentra la Fuente de la Salud, un rincón de notable valor histórico y artístico. Según la leyenda, este fue el lugar donde Alfonso XI estableció su campamento durante la Reconquista. Sin embargo, su verdadera razón de ser está ligada a la necesidad de canalizar y aprovechar el manantial que, desde tiempos antiguos, ha abastecido de agua a la población. Una clara representación de la simbiosis entre naturaleza y civilización en la localidad.
Priego de Córdoba: mucho más que manantiales
Aunque el reclamo de los visitantes en Priego de Cordoba son sus fuentes, esta ciudad tiene una riqueza arquitectónica espectacular, empezando por El Castillo, una fortaleza árabe de carácter militar reformada en los siglos XIII y XIV. Está formado por un perímetro amurallado, flanqueado por torres cuadrangulares y una cilíndrica, siendo la torre del Homenaje declarada como Monumento Histórico-Artístico.
Imprescindible también es un pasero por el Barrio de la Villa. Declarado también Conjunto Histórico-Artístico en 1972, este lugar es el núcleo original del actual Priego. Con una clara influencia medieval y musulmana, comparte similitudes con los barrios más emblemáticos de Andalucía, como el Albaicín de Granada o la Judería de Córdoba.
Sus calles, serpenteantes y estrechas, lucen un blanco impoluto que, junto con las flores que adornan cada rincón, crean una estampa de gran belleza. Un sitio para perderse dando un paseo hasta dar con otra de sus joyas escondidas: el Balcón de Adarve, un mirador natural que ofrece vistas espectaculares del paisaje andaluz circundante, con el río Salado y los campos llenos de olivos como telón de fondo.
Finalmente, una parada en las Carnicerías Reales, un antiguo matadero y mercado del siglo XVI, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, o el Lavadero Público de la calle Loja permite acercarse a la vida cotidiana de los habitantes de antaño.
Explorando la naturaleza: rutas de agua y senderismo
Más allá del pueblo, la Sierra Subbética cordobesa, donde se asienta Priego, está llena de rutas de senderismo que permiten descubrir otros manantiales y parajes naturales que parecen sacados de una postal. Entre las rutas más populares está la que lleva al Nacimiento del Río Genilla, un manantial que brota con fuerza entre rocas calizas, formando una pequeña cascada y una piscina natural de aguas cristalinas. Es el lugar perfecto para quienes buscan desconectar y disfrutar del aire puro de la montaña.
Otra ruta muy apreciada es la que discurre por el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, donde se pueden encontrar diversas fuentes naturales en medio de un paisaje de sierras, cuevas y bosques mediterráneos. Estas caminatas trascurren a través de senderos llenos de encinas y olivos, una experiencia que se hace aún más inolvidable gracias a las vistas panorámicas que se abren a cada paso.