Duró poquito. Los carteles en el metro de Londres iban llenos con propaganda turística de ciudades estadounidenses destinada al sector gay: "Carolina del Sur es tan gay". No solamente se hacía eco de las posibilidades viajeras para homosexuales en este estado, también se promocionó con el mismo lema la ciudad de Atlanta, Boston, Las Vegas, Nueva Orleans y Washington D.C. No obstante, la única que ha provocado un considerable revuelo hasta el punto de quitar los carteles de las ciudades europeas ha sido Carolina del Sur. Por lo visto, no es tan gay como anunciaban.
Una buena parte de la política, las instituciones y de la población de Carolina del Sur se han puesto las manos a la cabeza al saber que parte de sus impuestos han ido destinados a gritar al mundo esa palabra tan prohibida en su vocabulario para definirse a sí mismos. Y es que el tema gay todavía crea una gran controversia en el estado de las famosas plantaciones de tierra labradas por esclavos hace poco menos que siglo y medio. Un empleado ya ha dimitido y la publicidad se ha cancelado de inmediato.
Por otro lado, la misma campaña ha generado la atención de 2 millones de personas en Londres. Parece que vivamos en mundos o épocas completamente distintas.
Da miedo imaginarse que pasará cuando las locazas londineses, engañadas por una publicidad lejos de la realidad de la calle, aterricen en Carolina del sur en busca de las anunciadas "playas gays" y se encuentren con otra realidad social muy distinta. Al igual que las fotografías de hamburguesas idílicas en el menú de bares infames donde nunca se cambia el aceite, al igual que la típica propaganda caribeña con la imagen de unas palmeras abanicando la blanca arena de una playa desierta escondiendo un hotel cochambroso; en todos los casos, es casi seguro que el engañado volverá hablando negativamente del lugar y, por supuesto, no volverá.
Vía | MSNBC