Instagram y TikTok han cambiado nuestra forma de viajar, para bien y para mal. La información y las experiencias de otros viajeros son más accesibles que nunca, pero a la vez, la búsqueda de fama y seguidores puede incentivar comportamientos incívicos, cuando no directamente vandálicos.
Lo hemos visto hace poco con los dos desalmados que grabaron sus iniciales en las paredes del Coliseo de Roma, o con la señora que se metió en la Fontana di Trevi para rellenar la botella de agua.
Aunque no siempre hay una clara intención de dañar el patrimonio, los resultados son igual de catastróficos o más. Parece el caso de los protagonistas del último desastre, un grupo de turistas alemanes, entre los que destaca el influencer Janis Danner.
No sabemos si también fue el ideólogo de este despropósito, o se le ocurrió a alguno de sus amigos, pero sin duda tiene el papel estrella.
La frivolidad de no valorar lo que te rodea
Villa Alceo es un edificio histórico, construido en 1870 y reconvertido en hotel boutique hace siete años. Se encuentra en Viggiù, un pequeño pueblo en la provincia de Varese, y se caracteriza por haber mantenido el estilo de su época y estar repleto de obras de arte.
Un lugar de ensueño que, tal como relatan en la Repubblica, Janis Danner decidió alquilar junto con su prometida y varios acompañantes. La idea era pasar unos días de relax y, por supuesto, dejar constancia en las redes.
En esas estaban, haciendo vídeos y fotos, cuando decidieron ignorar la normativa de la casa y meterse en la preciosa fuente que hay en la entrada. Allí se puede ver a Danner abrazando la estatua del centro, junto con otro chico, mientras el resto de acompañantes inmortalizan la escena. Y entonces pasa lo peor…
Parece que uno de los amigos los empuja con un bastón o les señala cómo deben ponerse (es difícil distinguirlo), y en ese momento pierden el equilibrio y se caen, arrastrando la figura de piedra con ellos.
El arte que se destruye no se paga con nada
La pieza, valorada en unos 200.000 €, ha quedado totalmente irrecuperable. Se trataba de la escultura “Domina”, de Enrico Butti. Un autor de Viggiù, que vivió del 1847 al 1932, y cuenta con su propio museo en la villa.
Reconocido a nivel internacional, este escultor repartió monumentos en diversas grandes ciudades como Milán y San Petersburgo. Y, entre muchos otros galardones, fue el ganador del Gran Premio y la medalla de plata en la Exposición Universal de París de 1889, con su escultura “El Minero”.
Semejante trayectoria sirve para hacernos una idea del importante valor material de la escultura rota, por no hablar del valor sentimental, que ese sí que es imposible de restituir.
Lo peor es que, por lo que cuenta Bruno Golferini, el administrador de Villa Alceo, los autores de esta tropelía ni siquiera se disculparon. Dijeron que la estatua estaba hecha de arena y le ofrecieron solo 200 € como compensación.
Viendo la falta de buena voluntad, Golferini ha presentado una denuncia ante la policía y comenta que no dejará pasar este asunto. En su declaración a la prensa también añadió que el grupo desde el principio le dio mala espina: "Se colgaban de las repisas para sacar fotos de recuerdo y bebían directamente de las botellas de limoncello. Luego vino la destrucción de la estatua".
La obra, una sola pieza de piedra de 1,70 metros, pertenecía a la etapa más joven de Enrico Butti. Era un emblema del hotel y también del pueblo, que nunca podrán recuperar.
Y todo por una foto, por un vídeo, por un momento de estupidez de un influencer que, en su cuenta de Instagram, envía mensajes tan bonitos como "haz el amor y no la guerra". Porque ya se sabe, hoy en día, lo importante es parecer una bellísima persona; lo de serlo ya tal…
Portada | Villa Alceo - IG @janis_danner