El peor aeropuerto del mundo

El peor aeropuerto del mundo
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Seguramente cada viajero tendrá el suyo particular. Aquel en el que nos pasamos 10 horas de espera debido a un monumental retraso por la niebla, aquel en que perdimos nuestra conexión por las malas indicaciones en los paneles informativos, aquel en el que debíamos pernoctar, y echando una plácida cabezadita en los cómodos asientos de la terminal nos robaron la maleta...

Patrick Smith es un joven piloto, periodista y escritor, autor del libro y la columna Ask the pilot, en los que intenta dar respuesta a todas aquellas personas que temen al avión. Pero sobre todo es un viajero empedernido. Y en uno de sus periplos dice haber encontrado el peor de los aeropuertos del mundo. Estamos justo en el extremo opuesto de aquellos aeropuertos ideales para quedarse varado. Crucemos los dedos para no tener que pasar por aquí...

Un vestíbulo asqueroso, empleados malhumorados, ningún lugar para sentarse, miseria, una sensación de confinamiento y de cierto peligro... ¿Dónde situar esta sarta de lindezas? Se trata del Aeropuerto Internacional Léopold Sédar Senghor, en Dakar (Senegal). En Ask the pilot nos enteramos de que el autor tuvo que pasar 7 horas por la noche al decidir no ir a un hotel. Le gustaban los aeropuertos para pasar la noche. A partir de esta experiencia se lo tendrá que pensar...

Ya para llegar a la terminal tuvo que sortear un caos de taxis y porteadores autodeclarados que pretenden ayudarte a transportar el equipaje por una módica propina. Una vez dentro del aeropuerto, sin embargo, ves que hay muy poco que hacer en él. Patrick Smith describe el vestíbulo central como diminuto, asqueroso y con luz grasienta, rodeado de mostradores sin indicaciones con empleados malhumorados o dormidos. Si llega a este aeropuerto, aconseja el piloto, haga sus necesidades en el avión antes de desembarcar, porque en tierra no encontrará más que una letrina miserable. La sala de facturación no la abren hasta dos horas antes del vuelo, así que ésta va a ser la agradable estancia que le acoja durante unas horas...

Hay gente alrededor, pero pocos de ellos son pasajeros. Sobre todo son vagabundos, pícaros y ladrones esperando un descuido. Un solo cajero automático, custodiado por policías armados con un trabajo muy sencillo, ya que el cajero no funciona.

No hay sitio donde sentarse, lo cual al final resulta ser bueno, ya que pronto descubres que no hay que dejar de moverse. En el momento en que te paras, alguien se aproxima a ti mascullando incoherentemente algo que no desearíamos comprender. Nos deshacemos de él, pero inmediatamente vuelve otra persona que pregunta si nos gustara comprar un reloj o una tarjeta telefónica falsificada. No preguntan, casi obligan. "¿Necesita usted alguna baratija de recuerdo? ¿Tiene usted que cambiar moneda? ¿Una habitación de hotel? ¡Mi primo es el propietario!" El piloto recomienda evitar el contacto visual y seguir caminando.

Claro, que seguir caminando en un espacio tan reducido no depara nada emocionante... La segunda planta está repleta de puestos que venden recuerdos del país. Aunque ni en el lavabo te libras de los vendedores de falsificaciones... El único consuelo (aunque visto lo visto, yo lo llamaría más bien refugio) se encontraba en el restaurante, a pesar de que encontrarlo y acceder a él no fuera sencillo... Vale la pena hacer muuuucho tiempo aquí.

Jamás me he encontrado en una situación tan lamentable en un aeropuerto, aunque malas experiencias tengamos todos. ¿Alguien puede contar algo semejante a esta singular odisea en la que no hace falta moverse del sitio?

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